viernes, 17 de julio de 2009

It's hard to be a sherpa in the summer

(Parafraseando al Boss)

Y es cierto. Hay más tiempo que en cualquier otra época del año, pero no hay manera de que nuestro tiempo libre coincida. No se me aparece en sueños Tenzing Norgay, ni cambio la canción de la derecha... Así que el blog está "muerto".

Esto no quiere decir que no salgamos, que salimos. Pero cada uno por su cuenta. Alguna tarde salimos algunos, otras mañanas coincidimos... como puede verse en esta foto "familiar".
Pero si somos sinceros, lo que más tira al sherpa en esta época es la holganza betetera ¿o no es así, sherpa-Sherpa?. También es cierto que es difícil dar pedales después de haber terminado con la mitad de la reserva de rodaballo de Guetaria y de los chuletones del resto del País Vasco. (Y aún queda otra visita; avisados están).

Pues para romper con la rutina, esta mañana he quedado (¿quien me mandará?) con sherpa-Rocinante y sherpa-Periko, que dice que está en baja forma.

Mucho frío, unos 14 grados. Y en la sierra, el termómetro que lleva Pedro creo que ha llegado a marcar 11ºC.

Bueno, pues la primera sherpez o sherpada ha sido que nos hemos pasado del cruce que lleva a "la Camorca por detrás", así que hemos subido a la FuenFRÍA por la "calzada". Sherpita no quería, pero luego bien que le ha gustado: ¡ande va a parar!. Más duro, pero mucho más divertido.

Vemos en la foto a Periko tirando un poquito, después de una zona técnica en que tuvo alguna dificultad.
Luego tiramos por el Schmidt, que lo están arreglando. A Roci le encanta ese tramo técnico, a mi regulín y a Pedro, digamos que le he visto más contento en el asfalto. Nos desviamos hacia un ramal que conduce al Collado Ventoso, que está quedando autopístico.
Allí está trabajando Ángel, amiguete de sherpa-Rocinante (Rinoceronte), con el que departimos unos minutillos.
Molan las mulas.
Está quedando bien. Quizás, demasiado bien...
Y al tomar el Carril del Gallo, percance: caída y golpetazo en la cadera del sh-Periko, que se hizo pupita (documento gráfico aquí abajo). Desde ese momento, bajamos despacito. Parece mentira, pero también se hace bonita la bajada (y más peligrosa en algunos momentos) al ir a baja velocidad.
Navalazor, que sigue tan bonito como siempre.
Y segundo percance. La fuerza que desarrolla un sherpa en la pedalada es tan descomunal, que a veces los materiales no aguantan. Plato pequeño roto...
...y problema resuelto a lo McGuiver, reutilizando una brida.
Nada más que reseñar, salvo que toda la bajada ya fue por asfalto (¡un sherpa en asfalto!-:(-), porque Pedro estaba un poco dolorido. Y uno, que está flojito, no podía seguir el ritmo de los otros gañanes... pero ya me vengaré.

Esta mini-crónica está hecha para dar un poquito de envidia a los sherpas-remolones. Y, para terminar, se la dedico al Abo-Silenciado, que no ha tenido con quién meterse durante un largo período.

Hasta dentro de unos días, que tengo dos viajes más al Norte; que me han dicho que todavía queda pescado, marisco y carne para un rato largo.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.