sábado, 15 de mayo de 2010

Después del barro, hay vida

Mañana podríamos quedar a las 9'15 en el Azoguejo,  9'30 en Kandilandia y a las 9'45 en Parque Robledo, si salís los "parqueros", Boli, Mario, Sate...

Pongo una a-foto que se me olvidó incluir en la entrada de los 101, ¡qué olvido más tonto!. Es de una parte de la ruta en la que una de las participantes cayó al barro y al rodar por el suelo fue despojada de todo tipo de atuendo. El sherpa-Sherpa, espantado pero caballeroso como siempre, se aprestó a ayudarla encantado. Detrás de unos matorrales cercanos la quitó todo resto, resquicio, rastro y átomo de barro.

Exhausto, pero feliz el espíritu por haber cumplido con su buena obra del día, continuó pedaleando hasta la meta. Los que le visteis entrar, os explicaréis ahora esa sonrisilla dibujada en su rostro.

- "¡El año que viene volvemos, el año que viene volvemos...!" - No paraba de repetir, con la lengua aún inflamada.


Esta mañana a las 10, habían quedado en el foroMtb para dar una vuelta. Arriba, en la sierra, se juntaban con los Entreveredas. Ya nos contará el representante sherpa, sh-Mario, qué tal. En la foto vemos a Dale-Pedale un poco raro, sin su Cannon, estrenando Spe, toda limpita.


Mis últimas noticias son que los sherpas lesionados seguis estropeados, y que Rocinante tiene para rato... ¿Es así? Contadnos. Pifo, ¿qué tal va el color morado?.

lunes, 10 de mayo de 2010

101 Peregrinos 2010, Ponferrada. La Crónica.

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais, atacar naves en llamas más allá de Orión mientras un  barro rojo dotado de vida propia, engullía pelotones enteros de aterrorizados bikers. He visto rayos "C" brillar en la oscuridad cerca de la puerta de "Tannhäuser". He visto sherpitas desaparecer en insondables charcos mientras clamaban al cielo. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia... Es hora de morir".
Roy Batty. Lider de los sherpas-replicantes Nexus-6 sublevados

Me gusta el olor del barro por la mañana.
Sherpa-Killgore

Sarna con gusto, no pica.
Mi suegra


. - o o O o o - .

Algunos enlaces sobre los 101 Peregrinos:
Atentos, porque iré poniendo más.





Comenzaba la aventura con algunas bajas entre los sherpas, los rangers y otras tribus beteteras, aún innominadas, de la salvaje e inhóspita tierra segoviana. Más tarde vimos que pobladores de Cuéllar también se acercaron, incautos, al evento.

En uno de los muchos cuarteles generales que montamos para las jornadas, todos en Ponferrada y alrededores, descubrimos una panadería en la que nos surtimos de unos panes recién hechos. Unas hogazas como soles, clentitas, crujientes, de gruesa corteza y prieta miga para el desayuno del día de la prueba. ¡Si llegamos a saber lo de los avituallamientos, nos llevamos dos en la mochila para la carrera!.


Ignorantes de lo que nos reservaba el futuro, recogíamos a última hora del viernes el dorsal de la bici, entregábamos la declaración jurada y conocíamos a las simpáticas chicas de la organización. Todavía me estoy preguntando por qué mandaban el dorsal por correo, si había que recoger, de todos modos, el de la bici. Cosas inabarcables para el cerebelo sherpita.


Avanzando unos metros en la oscuridad, con mucho ruido pero escaso ambiente, estaba montada la cena de la pasta ¡al aire libre!. Con el hambre que llevábamos nos supo bien, pero el asunto estaba algo desangelado y desapacible. Menos mal que había dejado de llover. De todos modos, hubo muy poco control, porque allí comió tanto el que había pagado como el que no; no nos pidieron ningún justificante ni ná de ná.

Una vuelta, un café y un pacharán en un centro comencial cercano, y p'a Villanueva de Valdueza, que la noche no estaba para fiestas y había que descansar.


Pongo esta foto de Olga y del sherpa Pedro porque en carrera no hay manera de hacérsela. Cuando tenga 117 años, alguien lo conseguirá.


Aquí estamos preparando la estrategia del día siguiente: Pifo decia que en canoa, mientras yo prefería la tabla de surf. Ete apuntó que no se nos olvidara el chaleco salvavidas. La proposición fue aceptada por unanimidad.



En contra de lo esperado y después de una noche lluviosa, amaneció un día espléndido y luminoso, aunque unos nubarrones asomaran por el lado de Ponferrada. ¡Al menos teníamos una "ventana" de tres o cuatro horas que casi nos aseguraba una salida agradable!, como así fue.


Los de Villanueva de Valdueza posan radiantes, seguros de la victoria. O casi.



Posando para la prensa como unos profesionales.


Sin saberlo, El sherpa-Pifo, también conocido como Il Pirata, y al que creíamos retirado de las pistas, nos conducía sonriente... ¡HACIA LA MISMÍSIMA PERDICIÓN!.


Ya cerca de la salida, avistamos grupos de cándidos ciclistas que se dirigían, como modernos caballeros del Temple, a la cruzada que les esperaba. ¡Más les valdría haberse guarecido en el (precioso) castillo!.


Más de mil tíos, y nada más aparcar nos encontramos con el sherpa-Chomin. Miradle bien, porque se puso delante, y no le volvimos a ver. Pim-pam, pim-pam, se hizo solito la carrera. Cosas de su idiosincrasia.

(*) Aclaro que la idiosincrasia no es una individua ni nada por el estilo; es una cosa que tiene Chomin, y que le hacer ser Chomin propiamente dicho. Debido precisamente a esa "idiosincrasia", se rumorea por el poblado sherpa que se hizo los 101 por rutas y caminos alternativos, pelín más extremos que los oficiales que, para su gusto, eran demasiado "de la Señorita Pepis".


Mientras, el sherpa-Sherpa nos muestra su arma secreta: un gorro de ducha. El problema que tuvo es el de siempre: Cuando empieza a llover, no merece la pena pararse para ponérselo. Y cuando ya llueve con un par, ya da lo mismo porque ya te has empapado.


Foto aficial del grupo. La enviamos a El País y no nos la publicó. Empezamos a sospechar que han oído al ¿sherpa?-Apa despotricar de ZP y nos han cogido manía. Probaremos con el ABC.



Rafa y Dionisio. Bien contentos. Sonreían porque no sabían que varias horas después se les iba a quedar pegado el culo al sillín (como a todos los demás).



Y, por fin, Mariano, lider indiscutible de las mesnadas cuellaranas, que "no envió a sus tropas a luchar contra los elementos", según declaraciones suyas a "La Gaceta de Cuéllar".


La afición, que se desplazó en masa para apoyarnos (eran 2 y medio), en actitud de "o ganáis o sus vais a enterar". Y es que una afición exigente es lo que necesita un equipo de nuestra categoría y profesionalidad. Ese es el secreto de nuestros óptimos resultados.


Y el equipet, con los nervios a flor de piel y la muda limpia.



Revisando las fotos de la salida neutralizada descubro con sorpresa que las bicis tenían colorines variados: la de Enrique, blanca; la de Sate, negra; la mía, azul. Horas más tarde todas todas serían iguales y llegarían a la meta de un uniforme color pardusco.


Esta es la última vez que vimos a sherpa-Boli hasta la noche. Se quedó sin croquetas por correr tanto.


¡Y sherpa-Perico! No habíamos empezado y ya nos sacaba un puñado y pico de metros. Saludando, en el único momento de relax que disfrutó en toda la carrera. El monstruo de él se pasó apretando el culo algo más de 7 horitas, entre carrera a pie y bici.

Por cierto, ya se ven nubes en la foto.


(...) Ha sido un día "denso", y no he podido seguir con esto hasta ahora. Siento el retraso.

Estábamos comenzando la prueba, y ya transitábamos por caminos que tenían charcos debidos a la lluvia de la noche anterior. Se rodaba muy bien, tranquilitos y en infinito grupo estirado. La temperatura, de lujo.


También de lujo los espectadores. Cholan los mini-bikers ¿no?.


Una regla sherpa dice que hay que salir de casa meados. No llevábamos 5 kilómetros y ya había gente vaciando la vejiga. Íbamos, calculo, en la mitad de la carrera. Sh-Periko ya estaba en el castillo de Cornatel o por ahí.


A lo lejos ya aparece el primer repecho reseñable. La boca se nos hace agua. Era la primera de las tres mil o cuatro mil que subimos en todo el día.


Algunos echan ya el pie a tierra. Los sherpas, no; ¡antes depilados que echar el pie a tierra!.


Por las calles de Priaranza del Bierzo, si no me falla el radar. Algún lugareño comentaba: "¡Anda que no os queda por subir!". Eso ya lo intuíamos. Lo malo, lo que no sospechábamos, es que no íbamos a bajar casi nada... Y, por lo que recuerdo, llanos, lo que se dice llanos, cero. No es posible diseñar una ruta en la que se suba, se suba, se suba... y sólo se baje un poquitín y, además, con esfuerzo. Y aquí lo consiguieron. ¡Mola!.


Ete seguido de cerca por 6 o 7 lebreles. Ya se quejaba: "Me están dando calambres, me están dando calambres", mantra que repitió como un poseso durante el resto del día. No dijo otra cosa. Bueno, sí. También dijo que ya no volvía otro año, tampoco a Ronda.

Pero todos sabemos lo que vale la palabra de un sherpa.


Una lugareña alucinando con la cantidad de locos que puede haber en el mundo. La gente de los pueblos fue muy amable y constantemente nos daba ánimos, cosa que se agradece. En algunos momentos difíciles, todos sabemos que un aplauso o una frase de ánimo puede llegar a ser una ayuda casi física.


El de la foto sí que es un equipo unido, y no los sherpas que, entre el primero y el último ya había una distancia de kilómetros y kilómetros.


Y aquí llega, por fin, la primera cuesta dura de veras. Abandonamos el asfalto mientras oíamos resoplidos e interjecciones irreproducibles en este blog.


Zona preciosa y cuesta-reto. Pero ya se ve en la foto: Con uno que ponga el pie, va todo el mundo detrás. Era dura y bastante más inclinada de lo que aparenta en la foto, pero pasa como en la subida a la ermita, en Ronda: Si tienes suerte(?) y no encuentras obstáculos, la puedes subir; si no, pos-no. Y está demasiado al principio como para no encontrar aglomeraciones.

Bueno, a veces la suerte es tener la excusa para echar el pie a tierra ;).


Mientras arrastrábamos las burras, todavía teníamos humor para chascarrillos. Las fuerzas estaban intactas y el día estaba siendo perfecto. Buen humor, compañerismo y despreocupación. Lo que hasta el momento estaba siendo un paseito sabatino, estaba a punto de convertirse en EL MISMÍSIMO INFIENNNO.


En alguno de los caminos ya empezaban a aparecer pequeños charcos y, aunque algo de barro había, se ciclaba con facilidad y muy cómodamente. Muchas veces había que ir en fila y con cuidado para no meter la rueda en alguna rodera. Más adelante, en un mini-descenso en el que no vi una un tanto profunda, entré en ella y tuve que tirarme de la bici para no caerme con más graves consecuencias. Primer aviso.


Y de repente, después de pasar por primera vez Santalla, aparece el paisaje que nos indica la proximidad de Las Médulas. Ese barro rojo, imborrable en la memoria... y también en nuestros atuendos. ¡Tanto, que alguna de las prendas que llevaba han tenido que pasar dos veces por la lavadora!. (No es broma).


Todo parecía ir sobre ruedas (de hecho, era así, todos íbamos sobre ruedas), pero... ¡CHAN, CHAN!... a l g o . . . i b a . . . a . . .    c   a   m    b   i   a   r   .   .   .

Ahora, me voy a la cama, pero antes oa pongo un vídeo de la salida neutralizada (El Bierzo Digital). Salimos en él, ¡a ver si nos encuentras!.


(...) Bien, otro día más, un nuevo pedacito de crónica.

Anoche lo dejé en el momento más dubi-dú de toda la marcha. Todo pu potito, pero de repente nos sorprendió una cuestecilla patrocinada por SuperGen. Arcilla roja de hacer botijos, la madre de todos lo barros. Con los tacos de mi rueda trasera y la suspensión bajada, las ruedas no rodaban. Pero de veras: NO RODABAN. A ratos arrastraba la bici, a ratos quitaba pegotes de arcilla y pedaleaba unos diez metros, para volver a elegir: arrastrar o quitar pegote. Todo el mundo "encantado".


Cuando ya ví que la cuesta terminaba y que la bici no seguía, decidí dar una última pedalada que resultó ser demasiado para la Spe: Sonó un "clac" y los pedales cedieron.

Había partido la patilla del cambio trasero.

Sherpa-Sherpa, reportero siempre atento, me hizo un retrato pocos momentos después. Retrato que yo manipulo ligeramente para dar una idea aproximada de mi estado de ánimo.


No sé lo que solté por la boquita, pero los aguerridos bikers que pasaban por mi lado se ruborizaban al oír los improperios que manaban incontinentes. Por unos momentos, vi que mi paso por los 101 Peregrinos se acababa allí mismo.


Pero de repente, se me encendió una bombilla y me puse a inspeccionar el morral: "A ver qué hay por aquí... la linterna... los desmontables... el desfibrilador portátil... ¡aquí está: la patilla que eché hace dos años!". Todo el grupo sherpa se puso a ayudarme. El barro impedía que hiciéramos el cambio del cambio con rapidez. Además, el tornillo estaba gripado. Después de varios intentos lo conseguimos. Ahora tocaba la cadena, totalmente retorcida y llena de arcilla. Tuvimos que hacer uso del tronchacadenas, pues el link rápido no funcionaba con el barro. Échale casi 50 minutos.

Con esto, nuestras opciones de victoria se redujeron drásticamente.


A partir de ese momento, todas y cada una de las pedaladas que di hasta el final, las di con el máximo cariño y delicadeza de que era capaz, temeroso de cagarla del tó. En los kilómetros siguientes, conté hasta 7 bikers que habían roto la cadena, además de los que me encontré en otros tramos de la carrera, unos a piñón fijo (solución temporal, no sé cuánto aguantarían), otros arrastrando y empujando la bici (como un compañero que adelantamos en el último kilómetro, ya en Ponferrada).

Ya on the road, coincidimos con este original grupo, ataviados a la última. Es el grupo que más tarde ayudaría a sh-Pifo en su accidente. Les vimos tan folklóricos, que sherpa-Sherpa, emocionado, les interpretó una breve estrofilla del himno no oficial sherpa, ya sabéis, el "Dime Niño". A la voz de "Bueno, nosotros nos vamos", desaparecieron en un santiamén... ¡no es broma!. Si llegan a relacionar a sh-Pifo con nosotros, seguro que no sólo no le socorren, sino que le rematan allí mismo.


Tenemos que darnos cuenta de que no todo el mundo tiene el oído hecho a la meliflua y melodiosa voz de nuestro líder espiritual (que Dios guarde muchos años).

Al poco, ¡caray!, un avituallamiento. A ver que nos dan, a veeeer, si una paella, o un bocata de ibérico o el típico y frugal botillo. Pues va a ser que no; va a ser un bote de Aquarius. Pos fale. Sacamos nuestras barritas, brindamos con Rafa y Dioni por el opíparo banquete y reanudamos animosos la marcha.

En estos momentos -calculo- debían de estar preparando la ducha a sh-Pedro, con sus sales de baño, su albornoz y sus chancletas.


Nosotros a lo nuestro, disfrutando en lo posible de los maravillosos tramos que atravesábamos y siempre, pedaleando con cariño por lo que pudiera pasar. Personalmente, me venían a la memoria las etapas finales del Camino de Santiago, un continuo sube-y-baja por los cercanos bosques gallegos.


En ya no sé qué pueblo, pero creo que era de nuevo Santalla, una amable mujer limpiaba las bicis, que las hacía falta. ¡Cuántas se haría ese día!. Desde aquí, nuestro agradecimiento a todos los voluntarios de la prueba. Más adelante los volveré a nombrar, porque se portaron de lujo.


Algún repecho más, en el que no quiero ni pensar que ningún sherpa echara el pie a tierra, que no me entere yo. P'ejemplo, para que los lectores se hagan una idea: el sherpa que ponga un pie en la Cuesta del Cachondeo de Ronda, será inmediatamente expulsado de la tribu.

Se pone el molinillo y está.


Tampoco en ésta. No había barro ¿no?; pues se aprieta el culo (que no entre el bigote de una gamba) y a tirar p'arriba. ¡Que semos sherpa, señores, semos sherpas; y nos debemos a la afición que tanto nos quiere y anima!.


Sate, feliz en el sufrimiento. En la lista de espera de los aspirantes a sherpas. Una ronda el domingo que viene, y listos.


Otra muestra más: sherpas-1, otras tribus-0.


Avituallamiento de Villavieja, creo. Aquí recuerdo una chiquilla más maja y más atenta que la leche. Era eléctrica. Cogía las barritas, iba a por ti sin esperar a que te acercaras a la mesa y te las daba en la mano.


¡Éstos sí que son unos monstruos! Era a veces desesperante ver que no te podías separar de ellos. Incluso en alguna cuesta abajo especialmente jorobada, resbaladiza y pedregosa (donde se cayó el sh-Sherpa y se lastimó la rodilla, por ejemplo) nos adelantaban fácilmente.


Rafa mantenía el tipo encima de la bici, desgastando ruedas, que no suelas, como mandan los cánones.


Y el sh-Sherpa con ese artilugio globero que se ha comprado, hecho en la NASA. Sorprendido en plana revisión de morritos.


Después de un giro, nos sorprende el castillo de Cornatel (Ulver), sobre un impresionante peñasco. La cámara me falló en otra vista más espectacular, una lástima. Tuve que parar, manipular la batería, intentarlo de nuevo, y nada, que me quedé sin la foto. Cuando hice esta otra, ya más adelante, los sherpas habían desaparecido y tuve que dar uno de los clásicos sprints para alcanzar al grupo, que ni se dio cuenta. Son asín.


En estas, que le comento a Sate que por teléfono le han dicho a sh-Sherpa que nos espera, pasado el castillo, el G.A.S. (Grupo Avituallador Sherpa), con unos botellines fresquitos y unos tupper de croquetas caseras franciscanas (de la Sra Francisca, madre del ¿sh?-Apa). Sate me dice que vale, que bueno...

Y allí estaban, puntuales, solícitos, con las viandas a punto. ¿Quién dijo que en la 101 Peregrinos no había buenos avituallamientos?. Sate alucinaba. No volverá a dudar de la palabra de un sherpa.


Una caja de botellines rodeados de hielo y tres tupper llenos de croquetas, qué ricas. A esas alturas de etapa, una maravilla.


Pifo, que venía más atrás, detectó las croquetas franciscanas con su olfato de sabueso y aceleró el paso, que hay que vitaminarse y mineralizarse, como bien decía Super-Ratón.


Al poco, reanudamos la marcha en un tramo de asfalto. Había un no-sé-qué que nos hacía sospechar que lo peor aún no había llegado. Y es que los sherpas semos muy intuitivos, y con pocas pistas que nos den, ya nos hacemos una idea.


Dicho y hecho. No habíamos pedaleado ni un kilómetro (detrás del cogote de Enrique se ve el coche del Apa), cuando noto que cede la tensión de los pedales. Miro para atrás ¡y veo la cadena en el suelo!. Unos cuantos improperios más tarde había puesto el segundo eslabón rápido a la cadena que había puesto nueva 5 días antes.


Panorama dantesco. Antes de que acabara el día iba a limpiar ese barro otras dos veces más.


¡Mirad qué rincones! Pasamos por decenas de sitios preciosos que, si no es por las fotos, no recordaría de tantas experiencias que se me agolpan en la memoria de ese día.

Aquí me paré un rato, pensando que iba como un pincel y que, si atravesaba el río, me iba a mojar los pies. Pero, ¡qué leches!, le eché narices y vadeé el Amazonas con un par.


Antes de que atravesara el río, tomé esta instantánea del sherpa-Pifo. Es la última en la que aparece "entero". A partir de aquí le perdimos la pista y, como no llevaba móvil el gañán, sólo volvimos a saber de él cuando estaba en el hospital. Este verano, para Pirineos, vamos a hacer una colecta y le vamos a instalar unos air-bags laterales.

Sigo. Aquí estamos subiendo por Orellán, camino del Mirador de Las Médulas, con la esperanza puesta en la ansiada bajada posterior. ¡16 km de descenso!, prometían los organizadores.


Muchos "cadáveres", a pesar de que gran parte de la subida era por asfalto. Las piernas empezaban a estar ya cargadas.


Y la espectacular vista desde el Mirador (pinchad, aunque para el que la quiera, la tengo más grande. La foto). Lástima de lluvia meona, que ya empezaba a ser desagradable.


Al bajar del Mirador, se nos une el sh-Sherpa para después de coronar y tomarnos media manzana(!) en el avituallamiento, iniciar juntos el "descenso".


Su look es lamentable, pero no peor que el del resto de participantes. A estas alturas de carrera, cantaba poco, sólo emitía unos sonidos inarticulados.


Desde el collado, nos dijeron que había un descenso de 16 kilómetros. Pues bien, creo que los sherpas no entendemos el idioma del Bierzo, porque una de las subidas que más me costó estaba en este "descenso". Lluvia, barro, frío, subida... Había de todo menos el prometido descenso. La única vez que pude sacar un momentín la cámara fue al pasar por Yeres. El resto del tiempo estuve ocupado en pedalear, y bastante tenía con eso.


Al llegar al Puente de Domingo Flórez, la población más meridional de todo el recorrido, me preocupaba que si lo anterior era bajada, ¡qué sería lo siguiente!. Por el momento, nos preocupamos de reagruparnos, y tomar algo sólido antes de hacer un pis. En el pabellón había asistencia médica y fisioterapeutas, muy bien. Pero cuando salimos, los bollitos ya se habían terminado, o al menos eso es lo que nos dijeron. En la foto un participante expone sus problemas a la voluntaria que escucha con paciencia. La verdad es que ellos no tenían culpa de nada.


Aquí hablé por teléfono con sh-Perico, que me dijo que estaba llegando a meta. Me comentó que lo que nos quedaba era lo peor, no por el desnivel, sino por las condiciones del terreno y del barro. ¡En esos momentos no sospechaba lo que me iba a acordar de esas palabras! Además, la lluvia no paraba.

Salas, La Ribera, Balouta, Las Médulas, Carucedo, Borrenes sin dejar de llover... Aquí, de nuevo, nos esperaba el G.A.S. La cervecita no apetecía tanto, pero sí las croquetas.


Mis piernas, o lo que fueran. El pantaloncillo estaba empapado, y cuando cogía algo de velocidad el frío era tremendo.


Llegan el sherpa-Sherpa (escabechado) y el sherpa-Enriquet, con las gafas no operativas.



Aquí se fue sin esperarnos el sh-Sherpa, al que no vimos hasta la meta. Antes, como puede apreciarse por la falta de noticias, había hecho lo propio el sherpa-Calambres-Ete, no confundir con el sherpa-Kalambrines, estrella del fútbol en ciernes.

Antes de pasar por Santalla del Bierzo la última vez, una foto al barro. Ya me costaba quitarme los guantes, limpiar el barro, sacar la cámara, hacer la foto, guardar la cámara y, lo peor, ponerme de nuevo los guantes sucios y empapados.


Algún motorista nos había advertido que ahora empezaría a haber más barro. Yo me reía porque no me lo podía creer... pero acabé creyéndole. Logré hacer algún descenso increíblemente resbaladizo manteniendo el equilibrio a duras penas. Plantar el pie suponía llenarse de barro y no poder enganchar el pedal, aparte de tener que arrastrar la bici sin posibilidades de poder volver a montar.

Entre Priaranza y Villalibre, la situación era dantesca.


El que no haya estado no se lo podrá creer, pero lo peor estaba aún por llegar, cágarsus; y el que hizo ese tramo final sabe que no exagero en absoluto. El tramo del que hablo estaba impracticable, al menos después de las lluvias y de pasar unos cuantos cientos de bikers. Entre Villalibre de la Jurisdicción y Toral de Merayo vi masas de barro con vida propia tragarse bicicletas y jinetes sin ninguna conmiseración. En fin, el Apocalipsis bicicletero.

Repasando los datos del gps, hice 1'1 kms en 24 minutos. Después de quitarme trabajosamente los guantes, hice una fotos que dieran una idea de la situación. La bici pesaba al menos 5 kgs más; el barro bloqueaba absolutamente las ruedas y tampoco era fácil andar, pues las zapatillas resbalaban en el barro, no se podía traccionar. La única opción era parar para quitar todo el barro posible, cargar la bici y llevarla sin que tocara el suelo en absoluto, pero el esfuerzo hacía que cada par de metros tuviéramos que parar. El objetivo era llegar al final de la cuesta, primero entre las viñas, luego entre los árboles. Pero repito que no era una tarea fácil. Lo "divertido" era que, coronada la cima, cuesta abajo la bici tampoco rodaba ¡güenlaleche!.


Este es el estado de la rueda delantera antes de afrontar la cuesta. Ya la había quitado varios pegotes de arcilla de la horquilla, pero daba igual. Todos comentábamos entre resoplidos y quejidos varios que esto no se podía describir, que nadie iba a hacerse una idea de lo que era atravesar este puñetero barro rojo. No os podéis hacer una idea de la pinta que tenía la cadena y el miedo que daba, y más después de lo que me había pasado por la mañana.


Pero por fin, en el camino descendente iban apareciendo zonas de barro más fluido que "limpiaban" levemente la arcilla más espesa. Buscando esas zonas mientras avanzábamos sh-Enriquet y yo, logramos afrontar los últimos (e interminables) kilómetros de la carrera.

Nuevo manguerazo (gente muy amable) en el Toral. Alguno se tiró 5 minutos con la manguera, repasando todas las piezas de la bici como si fuera a guardarla en esos momentos.

Ya entrando en Ponferrada, la entrada se hace desde el Puente Boeza por un camino acompañando al río  Boeza y luego al Sil durante casi 3 kilómetros. Se hace largo, pero en 500 metro estamos en la meta. Adelantamos a un compañero que entra con el cambio roto, cagándose'n-tó. Tenemos unas pintas asquerosas, la ropa empapada y pegada al cuerpo, estamos muy cansados pero, al menos yo, debido al ritmillo contenido que mantuvimos, ni el más mínimo amago de calambres. Menos mal.


Poco después, Pedro nos comunica que Pifo está en el hospital y todos nos quedamos bastante intranquilos. ¿Qué habrá pasado para que hayan tenido que llevar al hospital a un sherpa que ha bajado laderas enteras de los Pirineos pegando botes de roca en roca?. Pongo aquí una foto (erótica do las haiga) de cuando el "amatómar" era aún pequeñín, que ahora le llega casi al sobaco. Aparte, el costillar está tocado, por lo que le costaba respirar. Es lo que más le alarmó al principio, cuando le socorrieron nuestros amigos, los del disfraz de sevillana.


Luego, ducha-psicosis (el barro rojo salpicando las blancas paredes), media hora esperando ateridos para limpiar la bici, cena en Molinaseca y a la cama, que nos habíamos ganado el descanso. Tenemos que agradecer los últimos sherpas que llegamos el que los que llegaron antes que nosotros (y a todos los acompañantes, y al G.A.S.) estuvieran esperándonos para guardar las bicis, recoger nuestra ropa, esperar a que nos ducháramos y a atender nuestras necesidades en general. La verdad es que hubo mucha gente alrededor de un puñado de chiflados que fueron a montar en bici. Me ahorro sucedidos y anécdotas, como el olvido de la ropa y las cámaras en la mismísima calle, la vuelta al ruedo al Carrefour, y otros, porque a este paso voy a desgastar el teclado y así tenemos de qué hablar en las próximas etapas.

Una foto de la cartilla, que da fe de que hice el recorrido entero (Rufus, que es el Santo Tomás del grupo, se piensa que nos saltamos algún control). Creo, por lo que vi, que es una de las cartillas mejor conservadas de toda la prueba. Durante todo el recorrido iba guardada en dos fundas de plástico, porsi.


También pongo una panorámica de la casa de Villanueva de Valdueza, nuestro cuartel general, al que se unieron el último día Bego y Kala, que por mucho que diga, seguro que se quedó con unas ganas tremendas de compartir sufrimiento/disfrute con nosotros. Me le imagino yendo como un mercancías hasta el kilómetro 80 en el que, sin aviso previo, caería al suelo extenuado; y no reviviría hasta que algún componente del G.A.S. no le hubiera proporcionado media docena de revitalizadoras croquetas franciscanas.


A la vuelta, para reponer fuerzas, teníamos reserva en El Ermitaño, en Benavente, lugar recomendado por Juan el Gastrónomo, persona cuyo criterio es muy respetado por buena parte de los sherpas. Aquí sí que comimos de lujo.



En la sobremesa, tuvimos tiempo para el recogimiento y la introspección. La verdad es que es un sitio muy agradable y acogedor. Vemos al sh-Sherpa observando ensimismado cómo crece la hierba por estas latitudes.


Al llegar a casa, así estaba parte de la equipación que utilicé, casi irrecuperable. Manguerazo concienzudo, a la lavadora y a cruzar los dedos.


El G.A.S. posando con la satisfacción del deber cumplido reflejada en sus rostros. Apurando los restos, "que no puede quedar nada".


Y un brindis croquetil por todos los participantes en esta aventura que, por mucho que gruñan algunos, habrá que repetir. Parafraseando al sh-Pifo, "el año que viene, se va a enterar el barro éste".

Cheers!!!.

Los vídeos oficiales de la llegada están en YouTube, ordena2 por tiempo. En el primero, sh-Periko aparece en el minuto 4':42'', a las 17h 48m 30s. Los demás, nos buscamos. Sh-Enriquet y yo aparecemos al principio de éste, que es el de los torpes. Laura y su chico, los amigos de Boli, Sate y Alberto, aparecen en el minuto 6'37.

Está.

¿Se me olvida algo?.

. - o o O o o - .

Pues resulta que hay más. Acaban de llegar a nuestra redacción unas fotos que certifican que Chomin y Boli estuvieron en la carrera, porque hasta el momento nadie les había visto nada más que en la meta. Estas son:


Aunque, no sé yo, porque parece que tienen una pose un tanto estudiada. Además, no tienen ni pizca de barro. Yo creo que estos sherpas hicieron la carrera en jeep.

De todos modos, se verá la verdadera verdad de todo cuando Rufus T. Boris se decida a contar la realidad de lo que ocurrió el pasado 8 de mayo en los alrededores de Ponferrada. Me temo que no vamos a salir demasiado bien parados. Pero no tengo miedo, porque todos sabéis que nunca ha sido utilizada la más mínima hipérbole en las entradas de este OBJETIVÍSIMO y ECUÁNIME blog. ¡La VERDAD es nuestra divisa!.

Aunque... siempre tengo la posibilidad de censurar el comentario. P'a eso soy... 

¡¡¡EL SHERPA-TIRANO!!! 
(Se hacen tiraneces por encargo y a domicilio. Consultar tarifa).

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.