sábado, 14 de agosto de 2010

Camino de Santiago v2010 - Etapa VII

Etapa 7 - 26 de julio de 2010.
Santiago de Compostela - Finisterre, 94 Km.
Desnivel acumulado: 1608 m.
5 horas y 49 minutos pedaleando.
Salimos a las 11:10 y llegamos a las 18:45.


"Cualquier bobada en
cursiva y entrecomillada
adorna un güevo"


Salimos tarde del Hostal de los RRCC para hacer la última etapa de este Camino, estábamos perezosos y remolones. Nos costó levantarnos porque se estaba muy bien en la habitación.  La noche ha sido de fiesta en Santiago, pero ni me he enterado. He dormido como un lirón careto. Desayuno pantagruélico... y "al tajo".

En la Plaza del Obradoiro nos encontramos con los de la Ruta Quetzal. Ya habíamos visto el día anterior a Miguel de la Quadra, y las chicas nos dicen que han estado con Salva, segoviano universal y ubicuo.


Nos liamos un poco al salir; menos mal que nos encontramos a unos bikers lugarenos que tomaban el mismo camino que nosotros y seguimos su estela.


La salida de Santiago tenía mucha trocha divertida. Pasamos algunos bosques de eucaliptus con repechos considerables. No había descanso, para variar.

En una de las subida noto que una piedra choca con la llanta. Miro, y veo que la rueda trasera está muy baja de aire. Al instante, me doy cuenta que la bomba la llevaba Javi en su bici :(.


Después de unos kilómetros hechos con bastante cuidadín (aunque en las subidas se agarraba muy bien, claro), en una casa de Quintans una chica muy maja me deja una bomba de pie y problema arreglado. Éste fuen el único amago de avería en todo el Camino. ¡Thanks, Santi!


Extraña manera de peregrinar. ¿Y dónde está el crío?¿Se lo han dejado en la gasolinera?.


Más Galicia.


Y llegamos a la aldea de Ponte Maceira, parroquia de Agrón, (San Lourenzo), perteneciente al ayuntamiento de Ames (A Coruña). Pero no sé por qué lo pongo, todos lo sabríais ya ¿no?. Geografía gallega básica.


El río Tambre nos brinda un paisaje espectacular, y más con el precioso día que hace. Dan ganas de tumbarse al sol.

Clic con el derecho sobre la foto y "abrir el enlace en una pestaña nueva". Parece mismísimo el Mar de los Sargazos.


Pedro posa sobre el puente medieval.


Ya que estamos, aprovechamos para rellenar la mochila de agua y las botijas...


...para afrontar los duros repechos al sol que, aunque sea gallego, también pica lo suyo.


Amiguetes: He de confesar que aquí nos desviamos un momentín, e hicimos unos 20 kms por carretera. Pedro, en su salsa, tiró del grupo (yo) con ganas. Avanzamos bastante, aunque hicimos algún kilómetro de más. No nos podíamos entretener demasiado; las chicas nos estaban esperando y teníamos que llegar a algún lugar mínimamente civilizado para comer algo todos juntos antes de llegar a Finisterre.

Horreos en la Galicia rural y profunda. O cuasi-profunda, que el Camino la está desvirtuando un poco.



Un poquito más de asfalto... pero para arriba, no vaya a ser que nos ilusionemos demasiado.


Aquí creemos ver el mar, pero consultando el gepese, creo que se trata de un embalse, el de Fervenza.


Río Xallas, río Xallas,
nadie a acompañarte baja...


Mientras los piligrinos siguen, nosotros nos tomamos un pequeño descanso cervecil, que llevábamos 4 horas subiendo y bajando.


Bar-Pensión rústica "As Pias", en Dumbría. Nuevecita y muy buena pinta. Publicidad gratis.


Después de la parada, el panorama cambia: Ya no es p'abajo y p'arriba, ahora es p'arriba y p'abajo.


Al tomar este puente, a Pedro se le caen todos los cacharrillos que llevaba. En la foto está recogiendo los trocitos del móvil. No ponerse nerviosos que, una vez reconstruído, todo funcionaba.


En este tramo nos desvían del camino por obras. El desvío consiste en bajar un trocito para subir otro. Fai un sol de carallo.


Al coronar y tomar un tramito de carretera, cerca de la factoría de Ferroatlántica, creemos ver el mar,a lo lejos; ahora sí. Y volvemos a encontrarnos con obras. Están adecentando el camino. Mientras, está más peligroso, con zonas de tierra y piedras recién echadas y sin pisar, y las máquinas funcionando.



Alguien va cojo. Menos mal que no lo vió Javi, que se indignaba cada vez que veía a algún piligrino con botas.


El terreno seguía estando sin arreglar durante bastantes kilómetros.


En esta zona, y durante mucho tiempo, estos fueron los únicos peregrinos que vimos. Se trata de una zona bastante monótona y en suave pero contínua pendiente que, para un andarín, tiene que hacerse muy difícil de superar.


Por fin, la ría de Corcubión, a la altura ermita San Pedro Mártir. Unos peregrinos transmontanos descansan antes de iniciar el descenso.


Panorámica con la ría de Corcubión y una animosa andarina en el camino, contenta porque ya la quedaba poco.


Cee, Corcubión y su ría. Lo próximo es Finisterre. Iniciamos un brusco descenso muy betetero.



La pendiente y las alforjas, unidas a lo suelto del terreno, hacen que de vez en cuando tengamos que echar, in extremis, algún que otro pie a tierra.


Cee, día de playa. Lo que pasa es que aquí sólo se va a la playa por la tarde. O al menos es lo que nos dijeron. De veras.


Y allí estaban esperándonos Olga y Malú, bien contentas (luego nos confesaron que es que habían estado de compras).


Nos tomamos un pequeño piscolabis, que nos vino perfecto para afrontar el último esfuerzo.


Y presentamos el mar Cantábrico a las burras. La Cannon ya casi no se acordaba de la etapa con el sherpa-Enriquet por Cantabria. Nos quedamos con los pies bien fesquitos para el resto de la etapa.


¡Chooooooca...!


La reanudación fue dura, el camino por la costa tenía muchos desniveles y cuestas importantes (para variar).


Las rapazas nos saludaban contentas (y también con ojos libidinosos).


Volvemos al nivel del mar. Sardiñeiro, playa, Fisterra...


Ya teníamos el faro del Fin del Mundo al alcance de nuestra vista. Habían pasado siete (estupendos) días desde que salimos somnolientos de nuestras casas.


Ooooooootra vez p'abajo y parriba... ¡Qué cruz!¡Si parecía que estaba al lado!. Claro que, el que quiera ir por carretera, también puede; va por arriba y más horizontal.


Ya...


...casi...


...está...


...uffff!!



Kilómetro 0, lugar de leyendas.






Mare Tenebrosum. Non Terrae Plus Ultra.



Cumpliendo con los ritos.


Sherpa, de perfil, planteándose si, quizás, con unos flotadores acoplados en las alforjas..., tal vez..., pudiera ser que fuera posible... Si Bob Esponja y Patricio pueden, ¿por qué no va a poder un sherpa?.


Y aquí remato la historia, que ya me vale: ¡He tardado más en relatarla que en hacerla!. Y me ha costado casi tanto esfuerzo. Pero lo doy por bien empleado, porque me ha permitido revivir multitud de momentos pasados con mis compañeros de ruta. Además puede que sirva para que, dentro de no mucho, os animéis alguno de vosotros. Merece la pena, no lo dudéis.


Hubo más cosas..., pero esta es otra historia.

No quiero terminar sin recomendaros, lectores fieles, un pequeño restaurante en el que tanto el trato, como la calidad de las materias primas y el precio(!) son de sobresaliente. 9'5 sobre 10. Se trata de O'Fragon, en Finisterre.

¡Lástima que nos coja un poco a trasmano!.


Por cierto... "¡me encanta que los planes salgan bien!".

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.