domingo, 10 de abril de 2011

Calamares 2011. La crónica.

Corrían los postreros años de la prodigiosa década de los ochenta cuando el que escribe estas líneas prestaba (¿prestaba?) servicio a la Patria en el glorioso Ejército del Aire. Al inefable sargento Laguna (q.D.g.m.a.) se le pasó por la cabeza premiarme con la tercera imaginaria. Desde entonces, no recuerdo haberme levantado un fin de semana tan temprano (y con tanta alegría). Es así como poco después de la hora Prima me metía la pernera del pantalón por el brazo izquierdo para verter, acto seguido, el humeante café en la zapatilla izquierda. Me colgué la bici al hombro y montando la camelbak me dirigí  zigzagueante –pero decidido– hacia el lugar en el que habíamos sido convocados. En el kilómetro largo que recorrí, mi vacilante deambular casaba perfectamente con las escenas de trasnochadores (que no madrugadores, podría apostar mi Casio de mil pesetas) que intentaban encontrar el camino a casa emanando etílicos efluvios.


Eran las 7'30 de la mañana y allí estaban los dos rangers integrantes de la expedición paralela Chipirones '11. Nada más volvimos a saber de ellos. Durante el transcurso de la etapa, de vez en cuando recibíamos en nuestros móviles confusas noticias o alguien decía conocer a alguien que decía haberles visto adquiriendo billetes de trenes que partían a remotas tierras.


Los segobikes, fieles a su palabra, aparecieron elegantísimamente ataviados. Parecían cuatro pinceles: Juan, Ramón, Roberto y de un equipo diferente (Navabike) Paco. Tomamos el Camino de los Tanques comandados por el sherpa-Ete, que intentó el primer hachazo (a 7 kph). Pronto empezaban las hostialidades.


En fila por el camino de los tanques. Hacía algo de fresco y aún estábamos con legañas en los ojos. El sol aún se ocultaba tras el horizonte. Los sherpas que aún no he nombrado éramos sh-Chomin, sh-Sherpa y yo. Por otro camino diferente pedaleaban también –habíamos quedado en la Fuenfría– Luis, Rafa y Dioni. Y aún otro sherpa partía desde la Granja: el gran sh-Periko. Ya estábamos todos; desperdigados, pero todos.


En la meta volante situada en el camino de los Tanques, gano por tres centímetros (suficiente) a Chomin, como puede apreciarse sin asomo de duda en la foto-finish. Hubo protestas y reclamaciones, pero como no llevaba el casco puesto, de todas maneras habría sido descalificado. Ramo de flores y beso.


Caminos mil veces recorridos, pero que a estas horas y en estas condiciones "sabían" de manera diferente.


El sol comenzaba a asomar llegando a la pista de la Cruz de la Gallega. El terreno, jugoso, hacía que la pedalada fuera trabajosa. Los musculillos se iban calentando para afrontar la tirada que aún nos quedaba.


Arriba, reagrupamiento. Ya empezábamos a charlar un poco, animados por el tibio solete de la sierra. El día se presentaba perfecto. A punto estuvo de echarlo a perder el sherpa-Sherpa con una versión a capella del Dime Niño. No se da cuenta de que teníamos visita y que no están acostumbrados. Todos sabemos que tiene una voz, digamos... "difícil", únicamente paladeable por entendidos.


¡Anda, que televisan al Madrid!

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Ayer lo dejamos en la pista de la Cruz de la Gallega, donde Ete apareció como parido por los montes.

Antes de Santillana, Periko se unió al grupo.
En un abrir y cerrar de ojos nos plantamos sherpas y segobikes en la fuente de los Pastores donde disfrutamos, como en los viejos tiempos, de bandadas de buitres en las cercanías de la cuesta que lleva su nombre.



Disfrutando del espectáculo, va Ete y nos sorprende con un clásico:

No recuerdo que parara hasta Madrid. A 4 kph, pero no paró.
Brevísimo refrigerio y, enfilando em Camino de Santiago, seguimos los pasos (pedaladas) de Ete.


Hasta la Fuenfría subimos por el camino fácil; sin embargo Chomin optó por la versión "calzada".


En el puerto, antes de decidir si separarnos o no, nos tomamos un piscolabis (momento orejón) que quedaban muchos, muchos kilómetros.

Todos arriba a las 9'45 de la mañana. Buena hora.
En ello estábamos, cuando con 5 minutos sobre lo previsto arribaron Luis, Rafa y Dioni, incorporándose a la expedición.

Y llegados a este punto, os parecerá fácil, pero no encuentro ninguna foto que lo ilustre; de modo que me pongo en modo de captura de fotograma en el VLC y busco en el vídeo, a ver si hay suerte. Y es que no sabéis lo que sufre uno...

(...tic, tac, tic, tac...)


Imagen encontrada, por si alguien no tenía fe... Ya estábamos todos juntos (si exceptuamos a los cabrones de los chipirones). A esas horas comenzaba a desperezarme, y me di cuenta de que éramos ya unos cuantos. Si no hubiéramos tenido las bajas de última hora, pareceríamos las hordas de Atila en bici.

¡Eh, un momentito! Llego aquí y busco y rebusco, pero no encuentro ninguna foto del descenso. ¡Aficionados! Aquí se ve a los profesionales que arriesgan su vida por una instantánea.

De nuevo, tendré que echar mano a los vídeos. Nuevo receso. A ver qué encuentro...

(...tic, tac, tic, tac...)

Bien, aquí están las capturas:

Luis, Rafa y Dioni dicen que conociéndonos, van a bajar a su bola por la pista. Ellos se lo pierden. Los demás iniciamos el descenso como si fuéramos a tomar la calzada. Mucho pedrusco y algún descontrol más tarde, paramos y vemos que no nos siguen los de más atrás. Nos enteramos que Roberto ha tenido un aterrizaje forzoso con una herida bastante fea en la palma de la mano. Aún así, decide seguir (se ve que Roberto sí que ha hecho la mili).


¡Atentos! Primera y última foto en la que Chomin sale detrás de mí.


Lo que pasa es que Roberto no puede apoyar bien la mano y, visto lo visto, cuando cruzamos la pista ("¡Cóño, ya estáis aquí!", exclama Dioni) los segobikes deciden unirse al grupo que desciende por la pista, más tranquilitos -pero menos divertidos-. Nos acompaña Paco, que se lo está pasando bien.


Entre la tensión, los botes, los caminos de pendiente... en el descenso consumimos más energía y nervios que en el ascenso al puerto.


Sol, sombra...


...traqueteo...


...terreno húmedo...

Paco me guarda la retaguardia.


...terreno seco y suelto...


...y más terreno húmedo que nos deja el culete empapado. ¡Qué gustirrinín!


Llegamos a la Carretera de la República y tengo que limpiar la lente de la GoPro. Había bastante humedad para llevarla en la tija, pero alguna de las imágenes del vídeo merecen la pena, así que...






Después de unos metros por la Carretera de la República, volvemos a tirarnos t'opabajo.


Y que conste que el "p'abajo" es sólo una manera de hablar. Se baja bastante, pero el terreno es rompepiernas y, a la vez, divertido.


El río Pradillo bajaba más crecido que el año pasado. Esa vez, algún valiente lo pasó en bici.



Perikuuuuuuu

Atravesando el río Navalmedio. Me llevé un par de litros en la zapatilla izquierda.


El sherpa-Sherpa, tres.



A las 11'20 estábamos en la Fonda Real (carretera del Puerto de Navacerrada). El "descenso" nos había costado casi una hora y media para 14 kilómetros de trialeras, atravesado ríos, sorteado trampas, pedruscos, raíces, arena suelta, charcos... Merece la pena ¿no?.

Mientras, los Segobikes "disfrutaban siguiendo al GPS de Luis por calles en dirección contraria, prohibidos girar a la derecha y saltándose stops como unos kamikazes".¡Y les parecerá bonito!¡Vaya ejemplo, habrase visto!. A la seño vais a ir...

En tierras madrileñas el sol era inclemente e inmisericorde.

No siendo del todo cierto, me apetecía ponerlo, que queda mu bien. Pero ya sí que se notaba más calorcillo.

Bie. Los primeros en llegar a la Fonda Real fueron los integrantes de la expedición "A". Allí hicieron las reparaciones de urgencia necesarias en la mano de Roberto. El sherpa-Sherpa me cuenta que le vio caer, y que fue exagerada la altura a la que subió al ser catapultado de la bici: podría haber sido una caída de las malas. Yo, vi la herida y puedo decir que escocía sólo con verla.


Después de atravesar Navacerrada, recorren los bonitos senderos  que hay por encima de Becerril.


Y llegan a uno de los tramos más agradables y relajantes de la etapa.


Paran, posan y sonríen al pajarito.


Y oooooootra vez a disfrutar.




Mientras, por detrás aprieta el equipo "B", divirtiéndose también lo suyo.


Salpicaduras que refrescaban las piernecillas.


Quedaban bastantes charcos que hacían que el sendero no se hiciera monótono.


Cada uno intentaba sortear las zonas más húmedas como podía, pero sin perder ritmo.


Así es como alguno se equivocó en la elección. El sherpa-Sherpa hizo una croqueta de concurso, cayendo en una zona compuesta, en partes iguales, por barro y caca de la vaca.

Periko estuvo apuuuuuunto de seguir los pasos del sh-Sh
Como el riachuelo estaba cerca, el sherpa se hizo un lavatorio. Aprovechando la situación los demás hicimos unos pises, quedando marcado el territorio para los restos.


En este tramo di por inaugurada la temporada de moscas. Se trata de un ritual de imprescindible cumplimiento para cualquier biker que se precie. Consiste en comerse una mosca en plena marcha que, a una velocidad moderada, se introduce hasta lo más profundo del sistema digestivo, haciendo imposible su expulsión al exterior del cuerpo humano del biker. Dos toses feas, un amago de arcada, trago de la camel... ¡y a otra cosa!.

Ete también abría la boca, pero no tuvo suerte.

Alrededor de las 12'20, sherpa-Periko se despidió del grupo (tenía compromisos varios, que es un tío muy atareado) y se volvió por carretera que, ya se sabe, la cabra tira p'al monte.


Un poquito más adelante, nos encontramos con el equipo "A" que se estaba tomando una cervecilla mientras nos esperaba en Mataelpino. A partir de este punto la expedición se mantuvo unida hasta el final, como debe ser.


Todos juntitos, con pedalear fácil por anchas pistas al pie de la sierra.


Seguimos aquí el trazado del Camino de Santiago. Sin alforjas se va mejor.


Antes de llegar a la altura de Manzanares, atravesamos la M-608 y comenzamos la subidilla de la Ladera de las Viñas hacia la conocida como "Roca de la Comida" (toponimia sherpa).

La subida está bastante embarrada...


...y se produce una debacle del siete; todos pie a tierra, arrastrando pesadamente las burras. Pienso que el año que nos llueva, lo vamos a pasar malitamente en esta zona. Ahora, este barro es un barro franco, leal, elegante, no como el otro que todos conocemos y que no tendré que describir.


Cuatro pedales y tres resoplidos más y llegamos a la clásica "Roca de la Comida", desde la que se contempla un espectacular panorama de Manzanares el Real, la sierra y el embalse de Santillana.

Ete yace, lastimosamente derrengado, sobre una roca a la derecha .

Tomamos algo, recuperamos fuerzas y nos hacemos unas fotos.

¿Quiénes son los más feos y menos conjuntadoooooos?
Dioni, tío coqueto, se la hace solito enseñando cacha. P'a que vean en casa que sí que es verdad que ha ido en bici a Madrid a tomar un bocadillo de calamares (aunque sea mentira, que se tomó tres).


A unos 1300 m de la reanudación nos topamos con una fuente salvadora, muy bien puesta que o bien no vimos o bien no estaba los pasados años. La marqué en el gepese después de reabastecernos. Alguien hizo foto, pero no la encuentro por más que la busco.

Monótonas pistas del Camino de Santiago hasta el cruce con la carretera de Colmenar, cruzando el Manzanares por el puente medieval. Comienza aquí una zona que me gusta especialmente hasta llegar al pueblo de Colmenar, con zonas a veces reviradas, a veces técniquillas, a veces rápidas, con firme pedregoso, seco y suelto en su mayor parte. Tampoco hay fotos, así que recurro al vídeo.


Inconfundible estampa del sherpa-Sherpa
 

Prohibido echar el pie

Un empujón más y llegamos a Colmenar, donde hacemos parada en la fuente de todos los años. Aprovechamos para echarnos crema (¡cada uno a sí mismo!) que Manolo apretaba y todavía estamos paliduchos.


A la salida del pueblo, el primer año nos equivocamos. Ya sabemos que tenemos que desviarnos en la ermita de Santa Ana.


Porque nos ahorramos el pestoso, monótono e inacabable carril bici, y porque nos refrescamos vadeando varias veces el arroyo de Tejada...


...refrescándonos de nuevo.

Bonita zona, ya cerca de Madrid.

Termina el camino en Tres Cantos, enlazando aquí sí con el carril bici, después de una cuesta que ya cominza a recordarnos los kilómetros que llevamos acumulados; que con tanta diversión casi ni nos habíamos dado cuenta ;).

Justo antes de la cuesta, Chomin había insistido en que siguiéramos un poco más acompañando al arroyo, para tomar algo más adelante lo que aparece como vereda de las Tapias de Viñuelas en los mapas. Yo sigo viéndolo "limpio" de rutas en todos los sitios consultados. Si algún lector sabe que este tramo se transitable (Renfe no lo ha cortado), que nos informe, please.

En pleno Anillo Verde volvemos a atravesar el Manzanares por el puente de San Fernando.

Le han quitado la bici al rey ¿no?

Lo único divertido de esta parte fue la caída de un servidor en pleno carril bici sección triciclos y bicis con ruedines– y es que cuando uno no está en tensión... pues no está en tensión ¡y ya está!. Lo demás, cruces y re-cruces de la M-40 y la M-30, contínuos semáforos, parques, callejeo para cumplir el trámite y para llegar a la Casa de Campo.

Allí, llegando al lago, iba pensando yo que qué bien se nos había dado. Eran las 3'45, una hora razonable, y ninguna avería. ¡ZAS! La mala suerte hizo que a Juan-Segobike se le rompiera la patilla del cambio.


Parecíamos nuevos. Creo que tardamos más que cuando se me partió la patilla en Peregrinos, pero al final el apaño funcionó. Al menos, Juan pudo llegar a la Plaza Mayor sin tener que coger un taxi.


La Almudena. Aquí desfallecía el pasado año el sherpa-Kala. A ver si el que viene... No sé yo.


Ya casi, casi... Sherpa-Sherpa se había unido a lo de "yo, si eso, voy tirando", y estaba con Ete desde hace un rato en la Plaza Mayor.

 

Chomin abre paso al grupo entre un gentío que, entusiasmado nos... mira.


Ya en nuestro destino, Luis se hace con un par de bocatas.


Al principio, nos los tomamos acompañados de bebidas varias, sentados o tirados donde buenamente podemos.


Llamadas telefónicas a casa; que no llamen a la Guardia Civil, que hemos llegado y que estamos bien. No preocuparse. Esta vez tampoco salimos en el telediario.


Pasadas las ansias y las necesidades iniciales, tomamos asiento en la terraza de al lado. Estamos como señores: otra cervecita y un bocata de tortilla. Las bravas también sirven para reponernos un poco. Y el bocata de chorizo tampoco tiene mala pinta...


Parece que sonreímos,  pero es un rictus provocado por la tirantez de la piel del sol que nos ha dado, que salimos de un invierno mu malito.


Una breve mención a las burras, que también tienen su mérito, y sin cuyo concurso nos hubiéramos quedado tirados en los sofás de nuestras respectivas casas. O habríamos tenido que ir a hacer la compra, ¡vete tú a saber!.


Casi saciados y casi repuestos, esta vez con tiempo de sobra, partimos hacia la estacion de Atocha...


...cruzándonos con el camino con la afición segoviana (ver vídeo, próximamente)...


...y no sin haber rematado la tarde con un café y un churrito, que todavía teníamos un huequecillo en el estómago.


Luis entra en Atocha encima de la bici, pero al vagón entró descabalgado.


La vuelta en tren se hizo muy larga. Para que la etapa fuera de lujo, a ver quien me hace estas dos gestiones para el año que viene:
  1. Hablar con la Princesa Letizia para que nos deje pasar por El Pardo. De paso, que nos tenga preparado un refrigerio, y tal. (¿Algún monárquico en el grupo?).
  2. ¿Conoce alguién a otro alguien con vara alta en Renfe para que nos dejen cargar las bicis en el AVE?.
Como un angelito. El casco, protegiendo los gitanales, como en Apocalipse Now
 Ya en la verdadera capital de España nos tomamos unas cañitas más, que hacía una buena tarde, aunque algo fresquita ya. Así rematamos las sobras del fondo común. Los segobike no pudieron quedarse, que tenían prisa. Por cierto, Roberto se había quedado en Madrid.


Un último brindis
Un día casi perfecto, difícilmente mejorable: el tiempo, el otro tiempo, la compañía, la organizada desorganización... Sólo nos queda rematarlo con el vídeo, que esa es otra.

¡Hala, ya'stá! Que os prometo que me ha costado más escribir esta crónica que los 107 kilómetros de la etapa; y como ahora no la leáis, sus capo,  KAMBRONRESSSSS!!!

El año que viene, MÁS y MEJOR.

¡Ah! Las fotos de la crónica –93 en total– son aportación desinteresada de todos los grupos integrantes de la expedición.¡Thank you!

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Me gusta esta foto que hizo el sh-Sherpa
Los que sí que han hecho su trabajo son los segobikes, que tiene sus afotos akín.

Besos p'a-tos.


Ahora mismo, sábado 16 a las 11'30 de la mañana, el vídeo está rematado. Lo estoy renderizando, tengo que repasarlo porsi y luego hay que subirlo. Así que hasta esta tarde, por lo menos, no podré colgarlo.

Pero quiero contar, siquiera someramente, el curioso suplicio que ha sido el montaje de este vídeo. Lo primero, con lo que ya contaba, es la extensión: Hora y media en trocitos que hay que ver varias veces para seleccionar, cortar, desechar... Algunos estaban al revés, boca abajo, porque en algunos momentos me olvidaba de configurar el software de la cámara cuando la cambiaba de posición en la bici. Pero bueno, eso es así. Pero lo último, lo más curioso y por lo que pongo ésto es que al hacerlo un viernes por la mañana (¡vacaciones!), ha sido un tormento continuo y un castigo la cantidad de llamadas telefónicas de operadores (que Dios confunda) que llaman constantemente y sin la más mínima misericordia ni pausa. Además (y esto es lo mejor(?)), en los vídeos suenan llamadas a mi móvil en plena marcha, mientras estoy grabando –creo que en el montaje se oyen dos o tres– y, creéroslo... ¡cada vez que sonaba me levantaba automáticamente a cogerlo!.

Os podéis hacer una ligerísima idea de lo que salía por mi boca.


Aquí lo cuelgo. Hay algo más de hora y media resumida en diez minutos exactos; que para el que ha hecho la etapa puede valer y servirle de entretenimiento para recordar los momentos vividos y pedaleados; pero para el que lo ve así, a secas, es un tostón inaguantable. Lo comprendo.

El que quiera todo el material, que no dude, que me lo pida.

Más que un placer, un verdadero alivio presentar el vídeo oficial de la Calamares 2011:
 



Lo veis mejor pinchando aquí.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.