jueves, 19 de mayo de 2011

Ronda 2011, la crónica (y II)

Este artículo (o lo que sea) es continuación
de la primera parte (Ronda 2011, la crónica), 
interrumpida por el famoso fallo de Blogger.


Ronda - Arriate

Antes de que los duendes de la red se merendaran mi trabajo, contaba más o menos que en el mapa de abajo se ve en rojo el recorrido de los primeros kilómetros de la marcha. En verde aparece el que estaba previsto (debió de variarse por el barro, supongo) y en azul el bucle de Ascari, suprimido esta edición.


El recorrido discurre por zonas sin ninguna dificultad, casi todo pistas. A veces, en algún paso, se estrecha y se producen las primeras aglomeraciones. También pasa lo mismo en alguna cuestecilla, pero es que vamos muchos ciclistas juntos. Es aquí cuando nos dimos cuenta -una vez más- que nuestras opciones de victoria se nos escapaban a borbotones.

El sol asoma entre las nubes, y comenzamos a cocernos en nuestros propios jugos debajo de los plásticosos chubasqueros. Nos los quitamos, aunque yo, fiel a mi forro, sigo luciéndolo durante bastantes kilómetros para disfrute del público en general.

Algún pequeño charco hace que algunos se detengan para bordearlos. Es cuando alguien, sabiamente, apunta: "¡¡Y si llegáis a casa limpios, cómo se va a creer vuestra parienta que habéis estado aquí!!".

En el vídeo se ve algo de lo que cuento, hasta que bajamos a Arriate.


Desde Arriate a Setenil (vengo por toda la orilla)

Al salir de Arriate nos espera la primera subida ya clásica en esta prueba. La única dificultad es mantenerse a la misma velocidad de los millones de ciclistas que van a tu lado, a veces dando bandazos, a veces cayéndose... Otras ediciones, el calor hacía la subida más difícil, pero esta vez lo único que se necesitaba era algo de paciencia y suerte para no atropellar o ser atropellado.


Se trata de 4 km a una pendiente media del 9% hasta el Cortijo del Polear (km 26), donde comienza el descenso que nos lleva hasta Alcalá del Valle, en el km 39.

Anselmo me pasa esta foto
Alcalá es el pueblo más septentrional de la ruta, y hacía varias ediciones que no pasábamos por él. Quizás por eso no recordábamos la sorpresita que teníamos en su salida: la cuesta de hormigón. Nos la encontramos de sopetón (perdóneseme el tecnicismo) y, con la sorpresa en la cara, comenzamos a "escalarla".

Casi todo el mundo se bajaba después de dar un par de banzados acompañados de estertores smu malitos. Otros, ni lo intentaban. Nosotros, cabezotas, pusimos el molinillo. Alguien me adelantó pedaleando (se ve en el vídeo) pero al poco echó pie a tierra. Ete por delante; al llegar a la "cima" dimos motivos para los aplausos del grupillo de alcalaínos que nos jaleaba desde la cumbre. "Mia tú, lo zherpa, que rezalao zon", les oí decir.

Cuesta de Alcalá del Valle. Otra foto de Juanjo.
Otro tramito de bajada para recuperar el resuello, y llegamos al pintoresco pueblo de Setenil de las Bodegas (ya estamos en la provincia de Cádiz), "pesadilla arquitectónica o un literal sobresalto geológico", como dicen que lo describió Caballero Bonald.


El caso es que en la edición del 2009, pasamos a la hora de la cervecita y casi morimos de una mezcla mala de envidia y sed. Este año, el E.S.A. (Equipo de Avituallamiento Sherpa) nos esperaba con líquido y sólido.


Aquí un primer plano de la célebres croquetas (pronúnciese "cocletas") de la señá Francisca, madre del ex-sherpa Apa. Decía en el artículo que me borró Blogguer que, además de mineralizar y supervitaminar, tienen la curiosísima cualidad de que cuantas más comes, más ligerito te sientes.

Así que me las zampé por docenas; pero poco a poco, para poder saborearlas como se merecen. No sé qué pasó con las cuatro que dejé, porque no volví a ver el tupper. Supongo que la combinación de cerveza+croquetas, unido a lo malísimos que me dicen que estaban los chipirones que se pidieron en una terracita de la localidad, hizo que Apa y Muni, -Pin y Pon, Hernández y Fernández, Epi y Blas-, dieran buena cuenta de los (escasos) restos que dejamos.




En éstas, supongo que Javi iba por delante con su duatlón y Anselmo, Ricardo (a estas horas ya recuperado), Juanjo y José Luis, por detrás, por si se nos caía algo.

Poquito de vídeo:



De Setenil hasta el Cuartel (Km 73)

Reanudamos la marcha pasando de largo del avituallamiento de Setenil, que es en donde otros años he tomado las naranjas que me han sabido más ricas en toda mi vida. Pero esta vez estábamos servidos.


Comenzamos subiendo y así seguiríamos, según el perfil, hasta el km 63 (Chinchilla).

No habíamos recorrido ni 5 km cuando nos encontramos con la cola del peaje de San Rafael, pero en Setenil. Era el famoso charco. Media hora de reloj estuvimos completamente parados. Menos mal que el sherpa-Sherpa nos hizo más grata la espera con una selección de sus cánticos (véase -y oigase- el vídeo más abajo).


Mirad qué caritas de aburrimiento.
No me puedo creer que en una prueba organizada por la gloriosa Legión Española pase algo así; pero pasó. El caso es que cuando vimos en la lejanía cómo la gente superaba trabajosa y lentamente de puntillas por la orilla el insondable impedimento, sherpa-Sherpa se-cagó-en-tal, y tiró p'alante seguido por nosotros dos (Ete y moi). En cinco segundos cruzamos  el charco sin morir ahogados ni ser atacados por pirañas asesinas.

Nos cuentan que más tarde un legionario, sin remangarse ni , se metió en el charco para arengar a los más melindrosos. En lugar de calarse él, debería haber calado la bayoneta para pinchar culos y avivar la marcha. ¡Benditoseadios!.

Subida a Chinchilla y, desde allí, bajada hasta el Acuartelamiento de la Legión. Este año la bajada que tiene algún tramo nuevo. Por momentos es muy divertida. La hacemos tirando a rápido. Los paisajes serían muy bonitos si nos hubiera dado tiempo a disfrutar de ellos. De vez en cuando, algún repecho traidor nos recuerda en las mismísimas piernas que ya llevamos alrededor de 70 kilómetros.

En algún momento entre Setenil y el cuartel es cuando ocurrió: los marcianos tomaron el cuerpo del (abdujeron al) sherpa-Sherpa. Esto está comprobado científicamente, pues a la llegada a meta, su reloj marcaba tres horas menos. Pero no eran marcianos de Marte, sino de Raticulín, que son mucho más c***ones.


Aquí se ve cómo llamamos la atención del que creíamos sherpa-Sherpa, cuando entró en el comedor del cuartel. Creíamos que era él, pero en realidad era una cáscara habitada por un ser maligno.

¡Eh, Sherpa, aquí estamos!
 Deberíamos haber sospechado cuando le vimos comerse la bandeja de plástico y la lata de acuarius. Es verdad que en su aspecto había un no-sé-qué que, pero pensábamos que le había dado mucho el sol...


Mientras, el verdadero sh-Sh (a.k.a. Escabeche), estaba siendo estudiado desde todos los ángulos posibles y por todos los orificios (sondables o no), posiblemente teletransportado a años-luz de Ronda.

Tan a gustito, sin tener que dar pedales.


De romería a la ermita


En azul, el camino de años anteriores. También, duatlon.

Con la andorga repleta (san jacobos, arroz tres delicias, sopa, yogur, plátano, un kit-kat...) no había quien se pusiera en marcha. Sin embargo, nos enfrentábamos a la subida a la ermita.

¡Eh, que ya me he quitado el forro polar!

La dureza de la susodicha no es tanto la cuesta en sí, sino un cúmulo de circunstancias: Nos acercamos al kilómetro 80; además, suele hacer calor; a ello se junta que estamos recién comidos (otro año que decimos que no probaremos bocado en el cuartel y volvemos a pecar). Además, en la parte más técnica y dura (que tampoco es que sea algo fuera de lo normal), suele haber mucho "tráfico" que sortear.


En mitad de la cuesta tenía poca o ninguna fe, pero el abducido me dió ánimos en el peor momento. Además, tuve la suerte de controlar la burra cuando se me cruzó un ciclista-andarín y me animé a pedalear -dolor de cabeza instantáneo- hasta el final de la cuesta. ¡Segundo año que lo consigo!.


La retaguardia sherpa se hizo una foto en la ermita, contentos y frescos como tres lechugas.


La bajada la hicimos reagrupados, pero adelantando "unidades".

Desde Montejaque ya nos divisaban Abo y Apa. Dicen que nos distinguían en la lejanía "no por la técnica, sino por vuestro amaneramiento en la posición sobre la gorda". Y es que bajando, sacamos el culo que da gloria.


En esta ocasión el avituallamiento consistía en unas gominolas, ¡que manda narices bajarse hasta aquí y traernos unas gominolas, que quién se habrá zampado las croquetas que no ha dejado ni una!.

El E.S.A. y los sherpas, un equipo invencible.
En estos momentos, sh-Sherpa ya era él, porque los pecados e improperios que soltó por su boca cuando cascó la muela (!!!) con la gominola que se comió, sólo los puede proferir él en persona. Los extraterrestres le des-abdujeron cuando trataron de sondarle por el agujero equivocado. Le clasificaron como "forma de vida imposible-cuerpo podrío", y "p'acasa, que aquí no hay quien aguante la peste, que alguien abra las ventanas de la nave".

Ya que estamos aquí, seguimos hasta el final ¿no?

Aquí es donde empezó lo bueno. Y lo digo de veras. La verdad es que sufrimos, porque no nos lo esperábamos, pero fue un tramo (unos 20 km) de lo más bonito que hemos hecho en Ronda.

No hay casi documentación gráfica, porque quería guardar batería en el vídeo para grabar la cuesta del Cachondeo y la entrada a meta. Pero alguna foto tenemos.

Primero, desde Benaoján nos alejamos del río, tomando una ruta diferente a la de otros años y también diferente a la de los duatletas. Mucho más dura, ¿eh?, cuñao Javi.

La primera de las pendientes, la más dura y larga, ya nos hace echar el pie a tierra. Por cinco ocasiones vemos que termina, pero resultan ser efectos ópticos. A la quinta, hacemos cumbre. Subimos, a veces pedaleando, a veces pateando. Antes de rematar la cuesta, tenemos que desmontar a sellar el pasaporte; volver a montar en plena cuesta... ¡cuesta!.


En el PV20, km 91, Cortijo de la Manía, sí que paramos. Un poquito de fruta, un pis y un vistazo a Ronda en la lejanía.


Pinchad en la panorámica. Se ve la cuesta desde el collado anterior (foto de arriba y foto de abajo, panorámica). Baja-sube interesante, que a la gente parece que no le gustó. A nosotros sí.


Parece que la retaguardia también vió apropiado el sitio para echar un pisito.


Al fondo, a unos 11 km, está Ronda. Nos quedaba un bonito y relativamente corto paseo.


No hace falta decir "sonreíd al pajarito". El rictus que el sufrimiento dibuja en los rostros, vale como sonrisa.

Parece que el sh-Sh tenía mal la bisagra
Roooooonda; tan lejos... tan cerca...


Y lo que quedaba era mejor y más bonito todavía. Verdadero territorio sherpa. Hicimos la bajada solos. Pero solos-solos. Cada uno consigo mismo, y tan solitarios que creíamos que nos habíamos extraviado. La gente comentó más tarde que era ésta una bajada muy rápida y peligrosa, además de tener muchas piedras. ¡Pues como tiene que ser! Preciosa la parte de las Huertas de la Reala y el tramo por el que cruzamos el río Guadalevín. Espero que se repita y no lo barran en ediciones venideras. Para mí, la más betetera de la ruta.


Desde allí, otra subidita más para empalmar con el final clásico, desde el Puerto de la Muela. Territorio ya conocido, que huele a cuesta del Cachondeo.

En su base nos reagrupamos, y tiramos con fe y alegría por el deber cumplido, sabiendo que el molinillo, unido al buen firme de la cuesta, nos permitirá conquistarla un año más.

Por cierto, mientras nos reagrupábamos en la base del Cachondeo, pasó por allí el primer corredor (se ve en el vídeo). Llegó a merendar. Cacho-pedazo de trozo de monstruo.


Entramos en meta los tres juntitos. Bueno, yo el último, que me despisté en el sprint saludando al respetable y me sacaron un par de tubulares. Lo demás, se ve en el vídeo.

Hala, a verlo, que para eso lo he hecho. Son 10 minutitos de nada. Luego os lo pregunto.


Quedamos en la mitad exacta. Ni ganamos ni perdimos.

8'30 de la tarde. Muy tarde. Hacía  bastante tiempo que había llegado Javi en el duatlón; faltaba bastante para que entrara la retaguardia.

EPÍLOGO.
Como el Las Calles de San Francisco. ¿Tenéis edad para recordarlo?


Duchaditos y aseados, la gorda empaquetada, acudimos a la meta.


Continuaban entrando ciclistas y corredores.


Yo creía estar bastante bien, sin dolores. Sin embargo, ésto es subjetivo. Los sherpas me decían que estaba un poco perjudicado. No sé, no sé...


Paseito por Ronda, con un ambiente que daba gloria.


Dimos unas cuantas vueltas y al final decidimos esperar la entrada de la retaguardia de esta guisa. Nos plantamos en primera fila. Cervecita, pescaítos...


El primero que aparece es Ricardo, que no paró en el cuartel. 101 km y no llegó a "bajar" toda la cerveza que se tomó anoche. ¡Así cualquiera!.


Los demás no tardan. Anselmo posa con naturalidad.


¿Y estos dos?


También paran, posando para la posteridad.


Todavía estamos un rato más, que hay que acaban las pijotas.


Mira, el del patinete-kickbike. ¿Será el de todos lo años?.



Iba a hecer una foto de las anhoas, pero no duraron demasiado. Al menos, dejamos todo ordenadito y curioso ¿no?.


Después de unas tapitas muy ricas, a la cama, que mañana nos levantamos pronto.

The most wanted
Pequeño problema con las llaves al llegar al hotel, pero la sangre no llegó al río.


¿Se me olvida algo?

Ya queda menos de un año para la próxima (con permiso de las comuniones de mis sobrinillos).

domingo, 15 de mayo de 2011

Alpi-bike en Majalasna

Pensaba yo, mientras avanzábamos hacia Majalasna, en la gesta del aventurero Vasco Núñez de Balboa, cuando atravesó penosamente el istmo de Panamá con los bergantines desmontados para construñir su mini-flota en el Pacífico. Más nos hubiera valido haber hecho lo mismo: desmontar las "gordas", levarlas a cuestas en un saco, y volver a montarlas al otro lado.

La mañana amaneció fresca y preciosa, después de la tormentosa víspera.


Pasando lista, éramos: Sh-Sherpa detrás de la cámara y, de derecha a izquierda, Boli, Ete, Alberto, Jorge, Tris y Chomin. Boli y Alberto terminan la temporada de moto y comienzan la de bici con una etapa que, si no les ha hecho aborrecer la gorda, les tenemos ganados para la causa para los restos.

Se estrenaba con nosotros Jorge, nuestro "corresponsal" madrileno, que se ha portado como un jabato con su burra de tubería maciza.


Por caminos y sendas variadas (resumo los kilómetros de aproximación: Eresma, Cantina, cargadero del Hoyuelo) llegamos, remontando el arroyo Ventoso a la pradera de Navalaviento, no demasiado rápidos, pero sí con un palmo de lengua colgando de la boca.

Allí Domingo se toma unos minutos para consultar a los dioses sherpas sobre la ruta más propicia.

Los dioses deben de estar locos o ser unos c***
Nueva foto de grupo, ahora sí, los siete.


Desde aquí, remontando hacia el Schmid llegamos al collado Ventoso. Se me había olvidado decir que el bosque está jugoso, húmedo y rebosante.

Y aquí... ¿qué contaros?. No se me creerá si digo que inventamos un nuevo deporte: el alpi-bike. Porque me río yo de Pérez de Tudela, de Oyarzábal o de Pasabán.Y, decidme, qué es lo que necesitan todos estos para subir a sus ochomiles: sherpas.


Y menos mal que nosotros mismos semos sherpas, porque si no, dígaseme cómo habríamos atravesado los cienes de infernales pasos que habrían hecho palidecer de vértigo y miedo a un macho alfa de rebeco de los Pirineos.

Aquí Ete no se ha cido ni nada parecido. Es la postura que tuvo que adoptar para pasar la bici por entre esos dos pedruscos.


¿Habéis visto las pelis antiguas de Tarzán, en las que los porteadores caían por insondables precipicios a puñados? Bueno, pues lo mismo, pero sin caernos.


Ya sin bici, tomamos la cima de Majalasna. Una lástima no llevar bandera.


Bonitas vistas en el séptimo pico, si no fuera por esos bichos que estropean la foto.


Otra foto posando en grupo. Al final parece que hemos estado más  posando que pedaleando, manda narices.

Fraguel Rock.
Y en la pradera de Majalasna, saliendo por donde está la fuente, última foto del sherpa-Sherpa. Hoy los extraterrestres que le atacaron el Ronda le han dejado en paz; estaba como un toro.


Desde aquí, descenso, velocidad y trepidación hasta casa. Chomin se fue un rato a investigar por su cuenta, que le supo a poco y le llamaban los senderos de la Acebeda.

Boli, Alberto, Jorge... si tenéis más fotos, mandádmelas, que este aficionado del Sherpa...

Lo que sí os he hecho es este vídeo SUPER-RESUMIDO de lo que ha sido la divertida etapa de hoy.


Complemento la crónica con unas fotos que nos manda nuestro amigo Jorge:

En la primera acabamos de salir, desde el Eresma, a la carretera de Navacerrada, en el Puente de la Cantina.


Aquí nos retrata en pleno refrigerio en Navalaviento. Reponiendo fuerzas, que todavía nos quedaba lo más duro y también divertido.


Aquí parece que al sh-Sh le están dando retortijones. O quizás son, de nuevo, los extraterrestres. Vete tú a saber.


En el Collado Ventoso, bonito sitio ande los haiga.


En plena eproximación a Majalasna. ¿Vereda del Infante? Yo creía que sí, pero según el track, vamos paralelos a ella. Alguna montañera experta (p.e., Toñi) que nos lo aclare, por favor.


Tres cherpitas jovencitos.


Fila de bicis avanzando entre los piornos. Si pincháis en la foto y la veis en mayor tamaño, se aprecia la maniobra de aproximación al séptimo pico en ordenada y marcial fila.


En la cumbre recién conquistada, contemplando las vistas, disfrutando del aire y del solete y haciendo fotos y vídeos, como sherpas-japoneses. "¿Por qué hacéis estas locuras?": Pues, entre otras cosas, por estos momentos.


Y para rematar la crónica con broche de oro, cuelgo el vídeo que ha hecho Jorge:


Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.