domingo, 29 de mayo de 2011

El puerto de los Cotos y la primavera. ¡Qué bonito!

Lo primero, un abrazo para Kala, cuyo padre falleció ayer. Nos enteramos en plena etapa por un mensaje de Boli y una llamada de Bego. D.e.p.

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Las fotos de la crónica, georeferenciadas aquí, en EveryTrail.


Aunque habían anunciado lluvias para hoy, ha amanecido un día espléndido. Por cierto, cuando escribo esto son las 21,20 y no ha caído una gota. Ni pinta que tiene, oiga.


Después del fracaso de convocatoria del domingo pasado hoy, al menos, éramos cinco: sh-Sherpa, Ete, Chomin, Adrián y un sevidor. Como podéis ver, desde el principio de la etapa Chomin estaba saltarín. Y es que estamos en primavera.


El bosque está recién pintado. Todo es verde, amarillo, azul...


Acompañados por alegres cánticos de pajarillos llegamos, siguiendo el Eresma, a las cuestas que nos dejan en el Puente de la Cantina. Mil olores diferentes saturan nuestros receptores nariciles.


Y, aunque parezca que no hemos hecho nada, hay que reponer fuerzas a la sombra, que Lorenzo comienza a pegar fuerte.


Chomin, plátano en mano, mira retador a la cámara.


En otro, que no sabemos qué se había echado en el cola-cao, montaba en moto sobre la fuente. Como diría Romanones, ¡qué tropa!.


A lo nuestro que estábamos, cuando comenzaron a aparecer kamorkas, ketekés y no sé cuántas tribus más. En un momento éramos ocho mil quinientos.

Se ve a Remi preocupado. Desde que tiene la responsabilidad de la crónica-kamorkera, no es el mismo.

Parece que tenían intención de subir a Navacerrada (por el bosque, claro), pero no sé si todos estaban dispuestos. El caso es que Chomin se montó en la burra y, mientras charlábamos, y sin encomendarse a Dios ni al diablo, tiró camino de Cotos. Pero hay que entenderle, porque... es primavera.


Le seguimos los cuatro --sin verle en ningún momento--  por los caminos de costumbre.


Llamada telefónica, y el grupo se disgrega. La verdad que cada uno hicimos la subida a nuestro aire, a nuestro ritmo, y aunque apretara el sol, se hizo bastante llevadera y relativamente agradable.




Casi en Cotos, foto de los Siete Picos. El querido y "expugnado" Majalasna a la derecha.


Adrián llega. Le quedan 200 metros.


Últmo tramo. El senderito desemboca arriba en el puerto de Cotos. Mucha humedad, barro y verdor, porque es primavera. ¿Lo había dicho ya?.


Allí nos esperaban los primeros en llegar. Parece ser que llegaron los dos a la vez.


Domingo esta intranquilo. Quiere más. Le hierve la sangre --es primavera-- y decide irse a la poza de Sócrates (¿Poza de Sócrates?, será otro Sócrates, ¡que no se bañó en su vda el griego ese!) y visitar el monumento al guarda forestal (Mirador de los Robledos). Adiós Chomin, ya nos contarás.


Sin la tutela y protección del sherpa-Chomin no semos naide, y allí nos quedamos, solitos y desamparados. Vease foto.


La bajada la hecemos por el mismo sitio por vaguería y falta de imaginación, que nos hemos quedado si nadie que nos diga "¡izquierda!" o "¡derecha!" o "¡anda, un camino nuevo que va a sabe-Dios-dónde-con -un 30%-de-desnivel!".

Adri, que lleva un invento diabólico en las ruedas, revienta. La cámara supura un inútil líquido verde-radiactivo, del mismísimo color que tenía sherpa-Sherpa cuando fue abducido por los marcianitos en Ronda. ¡Clavadito!.


Al atravesar los ríos, después de hacer la foto, yo cruzo con todo el cuidado del mundo para no mojarme los pieses, que todavía no estoy curado del maldito resfriado-rinitis-catarro-alergia o  lo que sea que arrastro desde hace dos meses.

Bajamos animados por el día primaveral (¡por fin es primavera!). Da gusto pedalear un día soleado, después de los millones de fines de semana que llevamos, primero con nieves, luego con lluvias.


De la bajada, poca cosa que reseñar. Sólo un momento de pánico cuando a sh-Sh le dio por interpretar una irreconocible versión del "Son tus pejúmenes mujer",  que si nos llega a oír Carlos Mejía Godoy nos achucha a los de Palacagüina. Pero habrá que perdonarle, porque es normal que tenga la pasión exacerbada por la mismísima primavera.








Al final, una etapa de lo más simétrico (ida y vuelta por el mismo sitio), buena para recuperar las sensaciones y las ganas después de dos meses de sufrimiento catarral, con sus casi mil metros de desnivel y 55 km de recorrido. Justo para llegar a casa a ver cómo Alonso queda 2º en Mónaco y sin cansarnos más de lo necesario.ñapa

También es primavera en Segovia city
Me cuenta Chomin que ha tenido una vuelta accidentada, ya que ha roto la camisa del cambio trasero y ha tenido que hacer una ñapa y volver con solo tres piñones. ¡Y las cuestas de vuelta desde el monumento al guarda forestal no son ninguna broma!.

Las fotos de esta crónica están hechas con la nueva TG-610. He de decir que añoro mi vieja (y rota) Lumix. Nada que ver el modo ráfaga de ésta con el de la antigua: en modo automático no existe, y cuando se pone en modo manual, el lento lo es con exageración, mientras que el rápido da una calidad de imagen que deja bastante que desear. (Las últimas fotos de la crónica están hechas en este modo). Tengo que coger el truco a los diferentes modos y ver cuál es el que mejor viene a las fotos encima de la bici y en movimiento... pero los colores y la imagen me gustan menos. Bueno, espero acostumbrarme y que, por lo menos, me dure más que eso es lo que he buscado con esta compra. Ya veremos.

¡Ah! Rocinante, quinto (y deshidratado) en Peñaranda. Como le dice Ignacio: "¿Cómo te vas por ahí a quedar quinto, cuando podrías ser primero con nosotros?".

Por cierto, no buaquéis la palabra "primavera" en el diccionario. No está ya, porque la he gastado hoy en esta crónica. Tenía ganas. Bye.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.