viernes, 19 de agosto de 2011

Nocturnada accidentada. El Chozo Aránguez

Antes de nada, aquí cuelgo el vídeo que hizo Jorge de la pasada nocturnada multitudinaria. Lo pongo en la entrada correspondiente, pero durante unos días también estará aquí, porque si no, no os dais ni cuenta:



En la calurosa tarde del jueves habíamos salido desde el Cuartel General Sherpa Jorge y yo. Enrique nos tomaba ventaja desde Parque Robledo y Kala salía más tarde en nuestra persecución.

No se ven muchos tandems por aquí
La luz era espectacular a esas horas, pero para otra vez ya sé que hay que salir antes para ver la puesta de sol desde el Chozo. Subiendo despacio y dejando margen para cualquier eventualidad, hay que salir dos horas antes (Kandiland).

 

Durante la subida estábamos en contacto con los sherpas impuntuales (tanto por exceso como por defecto). Nosotros subimos a nuestro ritmo. Calmados... pero no tanto.
 
 
Como quería rellenar las botellas de agua, conduje a Jorge hasta la fuente del Chotete (Chochete según otros autores), de aguas fresquísimas y chorro aún considerable.


Kala nos alcanzó, calculo, cunado atravesábamos el arroyo de la Chorranca (está hecho un animalito).

Luciérnaga cerca del Chozo
Oscureció antes de llegar, lo que nos impidió disfrutar de la puesta de sol desde arriba. Tuvimos que encender las linternas en el bosque, antes de llegar a la planicie del Chozo.

Allí, acabamos con todas las provisiones. Teníamos hambre y frío, que en poco tiempo la temperatura había descendido de manera considerable.



Nos abrigamos un poco y nos dispusimos a bajar "despacito" (sic).


Al pasar por los regatos de las praderitas que rodean el Chozo, nos detuvimos a contemplar las truchas. Vimos algunas...

 

Y ya descenso p'abajo. Sí, ese que íbamos a hacer tranquilitos y por lo fácil. El mismo. Como documento, os pongo sendas fotos de Kala y Jorge "enteritos", poco antes de probar el suelo.

Jorge entrando en las tollas de El Balconcillo. La piedra es igualita a la que causó el incidente.
La primera croqueta fue nada más tomar el senderito que baja hacia El Balconcillo, justo antes de llegar a la Fuente del Chotete. Ni diez metros había recorrido cuando, delante de mis narices, veo como se cae el sh-Kala de una feísima y destartalada manera, saliendo por las orejas y cayendo en una zona mala de pedrusco importantes. Ví cómo la cabeza se le doblaba hasta juntársele la oreja izquierda con el hombro del mismo lado, menos mal. La única explicación es que la mayor parte de la composición de su cuerpo sea gominola o similar.

-¡Nomechoná, nomechonaaaaá...! -- Decía el gañán mientras se levantaba.

-Si es que tenemos que bajar con más cui... --¡y ya estaba 200 m más abajo, como si nada hubiera pasado!. Hoy dice que le duele la rodillita al nene.

Esta zona, ya la conocéis, está repleta de grandes piedras sueltas, losetas resbaladizas, tollas traicioneras...

500 m más abajo (medidos) y cuando ya parecía que se ponía más fácil el asunto, íbamos a 20 Km/h según el gepese, vuelvo a ver delante de mí la segunda croqueta: Jorge caía después de golpear con su rueda delantera un piedro considerable que no había visto, cayendo (arrastrándose) encima de otras piedras ocultas por zarzas: Golpe en el abdomen, mano, piernas y un corte feo en el antebrazo que el dr. Kala atendió como un verdadero profesional, porque en un principio sangraba bastante, la verdad.

La rueda delantera, hecha un ocho, fue compuesta por Enrique --lo justo para bajar-- con unos cuantos pisotones. Y menos mal que Joege llevaba un mini-botiquín...

Pues eso, sherpas, que ya son muchos avisos: Lo de anoche, la caída de Chomin, la mía del otro día en la ladera del Ventoso (¡cuando iba solo!), que me dejó un rato aturdido en el suelo... ¿¡Qué hubiera pasado si alguien se caído en el descenso de la nocturna multitudinaria!?.
La verdad es que no merece la pena arriesgar tanto para nada. Todos creemos que conocemos nuestros límites, pero también creo que sé que me entendéis cuando digo que ninguno creemos que nos vamos a caer. No; no nos vamos a caer, hasta que de repente y sin previo aviso nos encontramos viendo en cámara lenta nuestra propia caída ("qués... t'a... cien... do... mi... na... riz... a... un... pal... mo... del... sue....."). Y aquí ya no hay nada que hacer. Todo depende de la suerte que tengamos y esperar que la camel proteja nuestra espalda de los pedruscos que hay abajo, o que el brazo no caiga de mala manera...

Si seguimos así, al final llegará el día en el que nos llevemos un disgusto gordo. A veces el culpable será el cansancio, otras en material o el terreno, otras el exceso de confianza o símplemente la mala suerte. Podemos caernos yendo con todo el cuidado y podemos caernos yendo a 5 por hora, pero creo que no merece la pena arriesgar tanto. Cabeza más fría, y si el de delante se va... que se vaya. ¿Exagero?

Y si salimos malparados pero conseguimos llegar arrastrándonos a casa, seguro que nuestras santas nos rematan a palos... ¡y con razón!. No será porque no nos lo hayan avisado cien veces ("ten cuidau con los sherpas esos, que estáis todos locos") ¿verdad?.

*   *   *

Os pongo el mensaje de Jorge, diciendo cómo está:
"Bueno pues fui al centro de salud de Galapagar y me atendieron bastante bien para mi sorpresa, antitetánica, 4 puntos y 10 días sin hacer el cabra, palabras literales estas de la enfermera, ni siquiera frontón, no sé que voy a hacer, pero algo inventaré. Lo mejor fue la cara que pusieron doctor y enfermera cuando les conté de nuestras actividades nocturnas, donde fue, y cómo. Les intenté convencer que no éramos idiotas del todo y que era muy divertido, pero yo creo que no les convencí. La noche, un poco molesto con tanta matadura, pero bien."
Y el próximo día, por lo menos, a ver si  me hago con un pequeño botiquín, que lo pensé cuando me fui al suelo (a las piedras) en el Ventoso, pero aún no me lo he agenciado.

En fin...


miércoles, 17 de agosto de 2011

Nocturnada de la Tercera Edad

Mañana pienso subir al Chozo con un trote gorrinero para llegar mientras el sol se pone, hacer unas fotos, tomar algo tranquilamente y bajar al ritmo justo para que los caracoles se suban a las ruedas de mi Spe. De veras que lo intentaré.

Pasaré a las 7'30 por el Azoguejo y a las 7'50 por Kandilandia.

(Directamente en Kandiland, porque saldré del Puente de Hierro)


domingo, 14 de agosto de 2011

Kala retunrs!

Este domingo Kalambres vino conmigo. Y lo digo así, porque si lo digo al revés podría pensarse que mi condición física es más lamentable de lo que realmente es ;)

Así que los dos solitos emprendimos una subida similar (que no igual) a la que un 16 de enero del presente hicimos sherpas, kamorkas y ketekés al Collado Ventoso algunos, y al cerro del mismo nombre, otros.
Mientras pedaleábamos, ambos íbamos poniéndonos al día. Ya sabéis que Kalambrines llevaba mucho timpo sin salir con otros sherpas. Aparte de la nocturna del jueves pasado, habíamos salido él y yo en una mini-etapa con nieve el 10 de marzo y antes, la última etapa seria con los sherpas fue el 31 de octubre del 2010 (Chomin, Javi, Kala y yo) dando vueltas a trochas del Eresma. ¡Que lo tengo todo apuntao!

El Kala, gran amante de los bailes populares, llo celebra con una jota
Daba gusto pedalear por las Pesquerías. Esta vez avanzamos relajados por la margen derecha del Eresma.

 

Paramos para probar las fresquísimas aguas de la Fuente de Venus. Y yo aproveché para hacer esta foto, que sé que le gusta al sherpa-Sherpa.
Pincha, pincha, que está en grande en Panoramio.
Todavía, en pleno agosto, hay un buen chorrete.

 

Me contaba el Kala que tenía las piernas cargadas, que esta semana había salido a correr (y también en bici) todos los días por la sierra. ¡Joder con el bicho!: Si daba dos pedaladas y me sacaba 100 metros.

La verdad es que el sherpa se portó y aguantó mi ritmo diesel esperándome de cuando en cuando. Seguíamos el track de la ruta de enero, pero al atravesar el asfalto (el Mortirolo-sherpa, ya sabéis), tomamos una variante senderil a la izquierda, por probar más que nada. Podéis ver la variante en el mapa:

Verde, track de enero; azul el de hoy. En rojo... 30%
Resultó una cuesta soberbia que al principio se podía pedalear pero que después se convierte en una pendiente del 30% de terreno suelto, blando e inciclable. ¡Si hasta el Kala se tiene que bajar...!.

Como siempre, la foto no hace honor al cuestón.
Recuerdo que la otra vez nos costó lo suyo, pero era casi todo ciclable si exceptuamos "El Periódico". Para otra vez ya lo sabemos: ésta es peor opción. Llegamos a la pista (la que sale de la 2ª revuelta del puerto) sudando como pollos y con los gemelos doloridos.

Paramos a tomar algo en el Cargadero del Hoyuelo --aquí empiezo a oír unos extraños cánticos apenas susurrados, pero no hago demasiado caso-- y retomamos la subida hacia Navalaviento por esas cuestecillas en las que el bicharraco este, al 50%, me sacaba metros y más metros mientras la lengua se me enganchaba entre los radios de la rueda delantera. En lo lejano, delante, también oigo algo así como unas pequeñas explosiones de naturaleza desconocida. No sé, no sé...


 

"Alabaré, alabaré, alabareeee-é..." oigo ahora claramente, a la vez que la concentración de metano en el aire comienza a alcanzar niveles escandalosos. Cuando la respiración llega a hacerse casi imposible, las "pequeñas" explosiones ya tienen explicación; pero dado el carácter sensible de los lectores de este blog, no ahondaré más en las causas, por otro lado fácilmente colegibles por la inteligencia de los que estáis al otro lado de la pantalla.

Lo que no acababa de comprender era ese "alabaré, alabareee-é..." que si hubiera estado el sherpa-Sherpa habría entendido y aceptado  de inmediato.

 

Acompañado por esos extraños e inexplicables ¿cánticos? llegamos a la pradera de Navalaviento. Kala dice que se volvía, que había quedado a las dos. Aproveché para preguntarle por la rara psicofonía del más allá, y me explicó que era él, que estaba cantando(!). Que anoche, en la Plaza Mayor, tomando unas copas, estaban por ahí los de la JMJ con sus cánticos y se los habían pegado.

Ya ves, sherpa-Sherpa, te ha salido un competidor. No sé quién canta mejor.

Así que agacho la cabeza, aprieto los dientes y p'arriba poco a poco mientras el Kala, recuperada la fe y de nuevo en el redil, baja pagando brincos hasta Parque Robledo.


Poco a poco... al principio, que no había nadie. Pero en el Schmid comienzan a aparecer andarines ante los que yo, como representante del pueblo sherpa, no puedo dar señales de debilidad. Que tenemos una imagen pública que mantener ¿no es así?


Sudando como un perrrrrrro llego a los últimos metros de subida hasta el collado.


Me siento cinco minutos a la sombra --hace una temperatura perfecta--, me tomo una barrita, doy un par de tragos de la camel y hago unas fotos.

El Collado Ventoso. Foto colgada en Panoramio
Como salida, tomé esta vez el pedregoso PR5 que bordea el Cerro Ventoso, pero unos metros más abajo me picó la curiosidad al ver nacer un pequeño senderín que subía suvemente por la ladera, aunque bastante desdibujado.

 

El sendero resultó ser algo puñetero, pues en un tramo se me fue un poco la rueda y no saqué la cala a tiempo. Caíme y quedeme un rato en el suelo, esperando que acudiera algún sherpa a socorrerme, pero no. No recordaba que los sherpas hoy se han quedado en casa, descansando, y que si me llega a pasar algo, ahí me quedo.

Así quedó la bici. Yo, un poco más abajo.
En lo que me adecentaba, hice algunas fotos del solitario y apartado lugar.

En Panoramio. Se ve la Carretera de la República (GR10)
Desde allí se veían los Siete Picos "escorzadamente", palabro que me acabo de inventar porque me da la gana.
 

El sendero termina casi en la mismísima Fuenfría, donde llegué ante la cara de sorpresa de un par de andarines que tomaban el mismo sendero. Bajé a la fuente, eché un traguito vivificante y apunté al Carril del Gallo para inmediatamente desviarme para hacer la bajada acompañando el curso del arroyo Minguete.

Vengo de la pista de la izq y bajo por la derecha al Minguete
Os dejo unas fotos para que veáis lo bonita que estaba la bajada. Las tormentas han dado vida al bosque.




Tan contento iba por el Eresma casi ya en los Asientos, y de repente noté que algo iba mal. En efecto, el cable del cambio estaba roto.


Es entonces cuando tuve que salir a la carretera, donde me encontré con los grupos que estaban terminando la Marcha Perico Delgado. Al pasar por Valsaín o La Granja, y aunque mis pintas eran muy diferentes a los ciclistas, la gente me aplaudía. Yo les decía con el dedo que no era de la Marcha, pero daba igual, seguían aplaudiendo.



Al llegar a casa vi que el móvil se había llevado parte del golpe de la caída. Lo bueno que tiene llevar un móvil de 10 pesetas es que no te llevas un disgusto si le pasan estas cosas. Además, sigue funcionando.


Estoooooo... Miércoles o jueves pienso subir al Chozo anocheciendo.

Georreferenciando las fotos de la etapa para esta entrada

Mientras tanto, podéis ir haciendo una colecta para comprarme un cable de cambio y un teléfono móvil nuevos, que con la suspensión de sueldo (que no de empleo) por confundir Nuncabienponderada con Taquicárdica, estoy "a la cuarta pregunta" (boquerón = a hand in front and one behind).

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.