domingo, 3 de junio de 2012

Con los Lopenta, un club serio ande los haiga

Un carguero frigorífico va todos los días desde Canarias hasta Benavente transportando plátanos. Un servicio ininterrumpido, de lunes a domingo, para servir a estos chicos, más fieros que un león. Atraca a diario en el puerto de mar de Benavente y descarga palets y palets de amarillo y sabroso plátano canario. "Los traigo en exclusiva para los Lopenta. ¿Me firmaría Vd este recibo?".

Dos unidades nos dieron a cada uno por la mañana, a algún descuidado tres, y por la tarde había más. Muchos más. Se reproducían los plátanos. Era la hidra de siete cabezas de los plátanos. La producción nacional de plátanos. Platanez infinita.

Y para acompañar los plátanos, -sólo por acompañar- empanadas (en plural), chocolate, jamón (del güeno), cecina, lomito, tortillas, verdel a porrillo, patatas fritas, cacahuetes, pan de pueblo-pueblo, más empanadas gigantes (y exquisitas, por cierto; tuvieron el detalle de traerlas sin tomate, como a mí me gustan), varios barrilitos de cerveza fresquita, coca-colas y todas las variedad de Fanta que existen. Luego vi que en la furgoneta tenían más, por si nos quedábamos con hambre.

Copyright Talus

Y cuando nos hubiéramos acabado todo, sólo cuando hubiéramos terminado con la última miga de todo lo que salía de esa cornucopia en forma de furgoneta y sólo entonces... nos tomaríamos los postres: esas sandías y la producción anual de cerezas del Jerte o así. Como decía Jorge, parecían su madre: "Tomaos todo, que no coméis nada y os vais a quedar como el espíritu de la golosina"


Bueno, para ser veraces, por la mañana, antes de salir, ya nos habían repartido embutido, chocolate... y los plátanos. Yo, como podéis suponer, volví a casa con la mierdecilla de las tres barritas que había echado a la camel.

Esta foto está hecha antes de salir, que conste.
La ruta (la de los pedales, no la gastronómica) había comenzado con una vueltecilla por la Casa de la Moneda, la Alameda del Parral y, todavía en plan turista, seguimos todo el recorrido del acueducto cruzando la ciudad.


Un trocito de vídeo de esta zona, 30 segundos. Para arreglar el peor vídeo del mundo, usé el estabilizador de imagen de Youtube... ¡y ha quedado peor!


Calle Almira, el escenario de mi infancia.


Pabellón Enrique Serichol, en el que pasé horas y horas de entrenamiento voleibolero en mis (ya lejanos) años mozos, cuando aún podía saltar (¡sniff!)


Foto en la que se aprecia los enormes avances que estoy haciendo últimamente en la técnica de la auto-foto. Ya miro p'alante, como si no me diera cuenta yo mismo de que me estoy haciendo una foto. Son muchos años... y alguna caída.


Salimos de la ciudad por el clásico de los clásicos: el Camino de los Tanques.


Se pedaleaba bien en un día casi cubierto del todo, sin viento, y con el piso recén regado -lo justo- la noche anterior.


Un trocito de carretera, qué le vamos a hacer, para llegar a los senderos de Robledo. El sherpa-Sherpa estaba contento. ¡Nos ha jorobado!: llevaba la andorga llena.



Senderitos chulos, jugosos y verdes que me había recordado Chomin hacía pocas jornadas, siguiendo la cacera de Navalcaz. En la foto, una de las decenas de puertas que tuvimos que atravesar. Más avanzada la etapa serían la excusa perfecta para tomarse un pequeño respiro. A estas alturas, una molestia.


Un vídeo grabado en estos senderos:


Al poco, llegamos en fila de a uno al Eresma, justo en la cola del pantano de El Pontón Alto. A ver hasta cuándo nos dura este Eresma tan cantarín.


¡Meted hierros, que vienen senderos empinados!. Ya se empezaba a notar el calor.


Paradinha en el jacuzzi que hay por encima de Santa Isabel,


Alguno de los zamoranos casi prueba la temperatura del agua, faltó poco. De todas formas, creo que no habría sido una experiencia demasiado desagradable


Aquí, para más claridad, el mapa de lo que llavábamos hast ael momento.


Pablo (Sherpol), más conocido en los ambientes como actor que como sherpa. Parece que el tobillo va prograsando adecuadamente. En nada le tenemos en plenitud de facultades.


¡Eh, Jorge, me has pillado!

¡Estos tíos no vienen! Estarán haciendo guarreridas...
Aquí enfilábamos el precioso sendero de la cacera del Puerco, el que sube hasta el Juego de Bolos, cerca de la Cueva del Monje.


¡Qué paseo tan bonito! A mí cada vez me gusta más; y si la cacera lleva agua, no os digo... Creo que a estos chicos esta parte les gustó un rato.



Aunque en algunos tramos se produjeran algunos embotellamientos. Ya sabéis: barros, raíces y torpeza sherpil asociada a la edad.


La serpiente multicolor (¡veintiún individuos!) ya estaba en el tramo de asfalto en el que íbamos a desviarnos a la subida al Cerro del Puerco, bonito mirador e histórico cerrete sobre Valsaín.


La subida estaba perfecta, nada que ver con la última subida que hicimos con nieve y hielo; o aquellas otras, en pleno verano, en las que la rueda resbalaba en la tierra suelta.


Coronamos el cerro subiendo a las rocas desde las que se ve un amplísimo arco de nuestra sierra: desde la Atalaya hasta la Pinareja; desde los Siete Picos hasta Peñalara; desde el Montón de Trigo hasta la llanura castellana... En fin: ¡tó!




Uno a uno íbamos llegando, unos resoplando más que otros. No era p'a tanto: más adelante, desde la Camorquilla, el Cerro del Puerco nos parecería una tachuelilla casi sin importancia. ¿Recordáis las vistas?


Foto para la historia. ¡Pa-ta-ta!


Por cierto, cuando tenga todos los nombres, intentaré hacer una foto (bueno, la foto ya está hecha) con los nombres de cada uno de los ciclistas.

Aquí, otra foto histórica:


Echamos un vistazo rápido por los alrededores, pero podíamos habernos pasado la mañana entera, tantas son las trincheras y los búnkers (¿búnkeres?¿búnkerses?) que hay en este enclave. Echad un ojo a La Batalla de La Granja, también aquí o, incluso, a este libro.


Jorge pilló posando al Rey León, te cagas.


(To be continued; que, por mucho que me paguéis, tengo otras cosasa que hacer)

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Continúo.

Hecho ya el descensillo del Cerro del Puerco y ya con ganas de encontrar una fuente con agua fresquita, Chomin propuso llevarnos a una que él conocía. Uno de los lemas de Chomin es "ningún día sin una fuente nueva", y a fe que lo cumple. Al menos, cuando va conmigo, que sabe que me gusta el tema este de las fuentes.

Al pasar por la Cueva del Monje, al sur de Valsaín, un numeroso y alegre grupo de gente de todas las edades disfrutaba del día de lo más sanamente.


Nos detuvimos un rato a charlar con ellos (Pablo fue el portavoz del grupo) y seguidamente nos dispusimos, rumbo suroeste y tirando p'abajo, a localizar la esquiva fuente.


Y digo esquiva porque es una de las poquísimas veces que este sherpa ve que Chomin duda (solo por un momento, es cierto) y encuentra el chorrete en la segunda pasada, fecha para marcar en el calendario... ¿Se estará haciendo mayor?

Sherpol espera, paciente, a que decidamos el rumbo
Nuestros amigos aprovecharon para disfrutar del enton-no. Mejor no podía ser, ya que en estas condiciones el bosque suele tener insectos para rifar y, sin embargo, llevamos una primavera en la que casi no nos han molestado esas puñeteras mini-moscas que nos orbitan las cabezas, o esos mosquitos que nos atancan en picados suicidas, por no hablar de mis amigos los tábanos y demás fauna. Además, el único insecto que había por los alrededores, me lo tragué en un inoportuno bostezo cuando iba to p'abajo. ¡Mu rico!


Al final dimos con la fuente de fresquísimas aguas. Se llama la fuente de los Guardas de no-se-qué (¿alguien se acuerda?). Más que nada para completar mi colección de waypoints con el nombre correcto.


Chomin también aprovechó para aprovisionarse de líquido (esta vez no me fijé si llevaba su cristasol. Mirad cómo dobla el espinazo, está hecho un chaval. Yo no logro esas dobleces desde la década de los ochenta.


Desde la fuente hasta el Puente de los Canales no hice ninguna foto porque fuimos t'o tieso y ligeritos, que es una de las mejores maneras de ir de un sitio a otro en biciclo.


Cruzamos en grupo el Eresma todos juntitos y, para afrontar la subida a la Cruz de la Gallega, nos dividimos en dos grupos: The Enagüillas Platoon, tiró por el asfalto y los que tenemos pelos en el pecho y además no nos lo depilamos, subimos como machotes (bueno, la mayor parte del tiempo) por la puñetera ladera de Navalrincón.


Podría juraros que hacer esta foto sin que saliera movida (mi pulso no estaba en uno de sus mejores momentos) me costó un triunfo. La humedad y el calor, a pesar de estar nublado, hacían de la subidita de marras una prueba difícil de superar.


Cada uno había subido por donde buenamente había podido, pero todos fuimos a desembocar, antes o después, en los últimos metros de la vereda de Valbuena. Sí, esa; la misma que tomamos, paralela al Eresma, cuando bajamos desde la Camorca por la divisoria de los Berciales... ¿remenber?


En la Cruz de la Gallega coincidimos con esta gentuza descelebrada de los Kamorka, peligrosos individuos, huid si veis que se acercan a vosotros. Volvían ya para casa, que se les enfriaba la comida. Ángel debía de estar enfermo, porque parecía que un bicho le hubiera picado en el brazo... ¿no?


Ahora que miro la foto, me sorprendo (relativamente) al ver a un Lopenta (perdonad, porque no me acuerdo de casi ningún nombre, ya os lo consultaré)... ¡comiendo un plátano! ¡¿Pero todavía quedan?!

Panorámica un tanto chapucilla, pero es un documento ¿no? Al fondo, Matabueyes
En este punto, y dada la hora, alguno de los expedicionarios hizo mutis... Nos quedamos sin Alberto, Periko y Pablo, si no recuerdo mal. Chomin, por su parte, creo que subió un poquitillo.

De nuevo The Enagüillas subieron con los ruedines por el prosaico asfalto, mientras que The Chuck Norris Team lo hizo por la Cuesta de los Buitres, pedaleando con una sola pierna, con chulería y tarareando cancioncillas populares, que para eso nos sobraban las fuerzas. ¡A ver, con la abundante y variada ingesta que habíamos hecho durante toda la mañana...!

En la Fuente de los Pastores, aparte de disfrutar de las vistas del Valle de la Acebeda y demas picos y picachus, repusimos un poquito de agua e hicimos unas festivas fotos. Por ejemplo, quí se ve lo contentos que estaban nuestros nuevos amigos. Y uniformados; que da gusto verlos, no desharrapados como otrosssssss...


Hasta aquí, niños y niñas, mi relato de hoy. Que aún nos queda un poquitito de subida, aderezada con espectaculares vistas a las finas hierbas. Y, de postre, bajadita al Azud con miel de romero, todo muuuuuy rico.


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Fe de erratas: Donde dice "Berueco" debería decir "Berrueco".
Un trocito de la etapa de hoy, bajando desde el cruce con el Camino de Santiago hacia el sendero del Azud del Acueducto (vídeo en bruto-brutísimo, sin editar):


Buena gente estos chicos de Benavente. Y muy organizados y bien vestidos.




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Después de varios días, reanudo la crónica. Y ya tengo pendiente otra, que ayer estuvimos Mario, Chomin, Jorge y yo a una que os va a poner los dientes largos, una etapa "de las de verdad": Tirobarra desde Marichiva, collado del río Peces (visitando al pino solitario) y explorando una salida que, desde el Peces, no habíamos hecho nunca. Y no cuento más, que esa es otra historia.

Dajamos a algunos retirándose ya a casa, mientras que los restantes tomamos el camino a la Camorquilla. El grupo se estiró, que ya comenzaban a notarse los kilómetros y, en algunos casos, la falta de forma (¡¿eh, sherpas?!)





Tras reagruparnos en el desvío, tiramos todos p'arriba, que ya era prásticamente el último esfuerzo del día.


No; todos a la vez, no. Que Ete y sh-Sh, aplicando lo del "yo, si eso...", salieron antes y llegaron... solo un poquitín antes. Aquí les vemos sentados en este balcón privilegiado sobre el maravilloso valle que recorre nuestro querido Eresma.



"Jo, vaya vistas". Ete dice que miremos p'acá...


...mientras que Jorge nos convence para que miremos p'allá.


Es igual; miremos donde miremos vemos decenas de lugares sherpas. Sólo os enseño, como muestra, esta foto de Jorge. Pporque si me pongo, no paro. Por cierto, tengo decenas de fotos desde aquí, desde la Camorquilla, que tomé una tarde la semana pasada. Al atardecer. Podéis imaginaros...


Pa-ta-taaaaaaa...


Desde la Camorquilla, la bajada por el Camino de Santiago y luego, por la Fuente de los Pastores hacia El Berrueco, les entusiasmó a nuestros amigos (Jorge y yo nos mirábamos: !Si estos chicos supieran lo que hay por aquí...!). Aquí es donde viene el primer vídeo que puse. No salen los gritos de alborozo, pero se nota la actitud:


Parada obligatoria en una de la (¡miles!) de puertas que atravesamos.



Como en este tramo no hice fotos (aunque os parezca mentira, en esta ocasión no hice demasiadas, solo 359), os pongo otro pequeño guarrivídeo del recorrido que hicimos por el sendero del Azud del Acueducto, cenca ya del Pantano de Revenga.


La foto, un poquito antes de pasar por Revenga, camino del Soto y de Hontoria.


Ya en la ciudad, camino de La Fuencisla, donde nos esperaban provisiones para parar un tren. O casi.


El sherpa-Sherpa, un cobarde que bajó a La Fuencisla en moto.


Ante nuestros atónitos ojos, nuestro benaventanos amigos se pusieron a sacar cosa y más cosa en un no parar de ir y venir a sus vehículos. Lo mejor, los barrilillos de cervecita fresca: unos profesionales. Y organizados. y serios, que un club con furgoneta propia tiene que serlo. Y con chándal, y secretario y tesorero; y logo a colores en la camiseta... Estos señores seguro que tienen... ¡HASTA ESTATUTOS!

Con todo, lo más sorprendente del caso es que nos contaron, con total seriedad y semblante que no dejaba resquicio para la más mínima duda, que todo lo hacen con una ridícula cuota anual de 15 leuracos, que religiosamente paga, eso sí, un centenar de socios.


Esto estaba todito cubierto. Y más que no me dió tiempo a retratar. "Comed, comed; no dejéis nada" "¿Unos platanitos?, que tenemos seis docenas que han sobrado de esta mañana, que no coméis nada..."


Se ve que Ete tenía que haber tomado más potasio. O, quizás, tiene que salir un poco más ¿no?


Ignacio también está un poco cortito de forma, porque plátanos sí que tomó, que yo le ví.


Como gente bien educada que somos los ciclistas (de montaña, por lo menos) recogimos todo-todito antes de ir al quiosco a tomar un cafelín, como fin de fiesta.


Y un vídeo en el que se presentan los participantes. Aparecen los que estuvieron hasta el final, pero me falta algún Lopenta ¿no?


Sólo me falta completar la lista de los participantes. Algún Lopenta que lea esto, que me mande, por favor, la lista completa. Repasando el vídeo, yo anoto los siguientes, aunque me falta alguno, porque me salen 10 y eran 11:

LOPENTAS: Andrés, Roberto, otro Roberto, Javi, Toño, Carlos, Santos, Plispli, Jorge, Paco (el tesorero) y Ramón (el secretario)

SHERPITAS: Alberto, Sherpol, Ete, Chomin, Periko, Jorge, sherpa-Sherpa y Tris. ¿Se me olvida alguien?

Para colmo, pagaron el café ¡Vaya anfitriones de pacotilla los sherpas!
En fin, una jornada de lujo con una gente chapó; esperamos repetición, si no es aquí, allí. Cosa que, conociendo a los sherpas y lo difícil que es hacer que muevan el culo...

Claro que, si nos toca la lotería y nos compramos una furgo, nos tienen por allí arriba un día sí y otro también. Pero, fuera de broma, a los Arribes, por ejemplo si habría que ir ¿no, sherpas?

El final de la etapa


Y el perfil
Las fotos están pinchando en:

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.