sábado, 22 de marzo de 2014

Unos chorretes como excusa para contaros una cosa

Después de una semana densa, el cuerpo pide un poco de aire fresco. Aunque sea el viernes, a última hora y apurando hasta el último rayito de sol.

Enrique, Pablo y yo dedicamos gran parte de nuestras energías a saludar, inasequibles al desaliento, a todos cuantos se cruzaban con nosotros en el carril bici; pero en rarísimas ocasiones obteníamos respuesta, jo. La mitad llevaba cara de haber discutido con la parienta. La otra mitad, seguramente, iban concentradísimos preparando el campeonato del mundo de carril bici o algo parecido.

(...)

Allá lejotes, ¿veis las Peñas Buitreras? Pues a la derecha y un poquito por debajo está el Chorro Grande, aparece en la foto.


Adónde ir era lo de menos, no estaba pensado. La subida de hoy, propuesta sobre la marcha por Enrique, consistía en llegar al Chorro rodeando La Saúca, subir por La Pedrona dejando abajo a la izquierda Las Calderas y, al alcanzar los 1500, cambiando de ladera al atravesar el arroyo del Hueco, horizontalear hasta los chorros. Y como nos pareció bien, p'allá que fuimos.


Hacía tiempo que yo no pedaleaba por aquí. Y nunca había utilizado estos caminos para llegar a los chorros. Además, Enrique nos enseñó un sendero nuevo que rodea La Saúca y evita el conflictivo acceso. Siempre hay algo nuevo, algo sorprendente. Nunca se aburre un sherpa en esta sierra.


De vez en cuando había que parar para disfrutar del paisaje.


Claro que, cuando el que paraba era yo solo, me costaba volver a alcanzar a estos dos. La subida es tendidita y parece más llevadera de lo que en realidad es.


Vamos a exponer un poquito menos y forzamos la foto para que parezca el fin del mundo; a ver...


Al fin y después de unos zig-zags, por encima de los arbolilios asoma el Chorro Grande. Ruidoso, potente.


Me costó un pie mojado y luego el picor bajo la ducha caliente el atravesar el Chorro Grande. No nos daba tiempo a subir a la cascada, el sol se estaba escondiendo. Por eso no hay fotos. Así que bajamos por el senderete por donde otras veces había subido, que casi siempre había sido con Ete.


La bajada, aunque viera entre poco y nada debido a la falta de luz, me gustó más de lo esperado: al principio muy técnica y con unas cuantas trampas divertidas (podríamos habernos dejado partes importantes de nuestra anatomía sherpa) y luego más rápida, por momentos flow.

Pero todo lo bueno se acaba, y desembocamos después de un rato que nos gustaría haber alargado siquiera un pelín más, en la urbanización Caserío de Urgel.

Y esta micro-entrada era en realidad la excusa para contaros a lo que iba; el correo que recibí esta semana de nuestro amigo Paco Lopenta. Un nuevo correo que reproduzco aquí, pues para vosotros es:
(...) Te escribo para comentarte que el día 13 de abril tenemos la ruta del club en Benavente a la que podéis animaros, pero en caso de que no fuera posible, os invitamos a esa misma ruta en plan privado para el día 11 de mayo; ese día haremos la ruta con un grupo ciclista de Villalpando, que nos han invitado a su ruta el año pasado, y es una devolución de visita, como sería en vuestro caso. Acabaremos la ruta con una paella o una pancetada o lo que haga falta.
(...)

Venga, sherpas... ¿nos animamos?¿lo hablamos con unos chuletones?¡Que tenemos que celebrar las 150.000 entradas!

2 comentarios:

  1. Dependiendo de la fecha, en mayo imposible! Muy bonita ruta con falta de alguna foto mas del chorro!!! Mañana moto.

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  2. Dependiendo de la fecha, en mayo imposible! Muy bonita ruta con falta de alguna foto mas del chorro!!! Mañana moto.

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Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.