jueves, 18 de diciembre de 2014

Ete sanfadao

Y va y lo escribe.

Pero no en este blog, claro, que le da calambre.



domingo, 14 de diciembre de 2014

Sopa de sherpa

Espero que no sea entendida la imagen de la derecha como un burdo intento de mensaje subliminal, no, no; es, meramente, una simple ilustración, un apoyo visual al título de hoy, el primero que he encontrado. Si ha salido de gallina el caldo, os tendréis que creer que ha sido por casualidad. Lo de la sopa, vista la pluviosidad, creo que está claro; lo de que sea de gallina, repito... ¡casualidad!

Aunque también es muy, muy verdad que consideré alguna opción más, que descarté casi einmediatamente tras considerar la carga peyorativa de la palabra "ganso".

¡Mejor gallina, dónde va a parar!

El caso es que el grupo de whatssapp estaba más tenso que cagando sin pestillo la mañana de este domingo. Me imagino a los sherpas pendientes de la pantalla del móvil, mientras nadie se atrevía a ser el primero en decir que llovía mucho y que no salía. Yo he de confesar que salí para hacerme presente y luego poder decir que nadie había acudido a la cita. De ahí saqué las fuerzas.

Pero el tiro me salió por la culata. Porque allí estaba el último sherpa al que me habría esperado en un día de lluvia: el sherpa-Ete. Y al poco apareció, se le habían pegado las sábanas, el sherpa-Sherpa.

Triste panorama
Antes de pensar qué íbamos a hacer ya estábamos hechos una sopa, de modo que decidimos que, ya que estábamos, nos podíamos ir a tomar un chocolatito con porra y que luego ya se vería, que había tiempo para todo y que nadie nos esperaba. A no ser, claro, Chomin, que a buen seguro ya estaría a 1600 o así.


Tan bien nos sentó el inesperado re-desayuno que decidimos, ya que habíamos comenzado a mojarnos, ¡mojarnos del todo!. Hacía años que no hacíamos la etapa "de las escaleras" o "panorámica", que de las dos formas conocemos a esto de dar vueltas, subiendo y bajando, por los alrededores de Segovia cuando no sabemos adónde ir o no nos atrevemos (sopa de gallina) a alejarnos de la seguridad y el calorcito del hogar.

Primero, visita a la proa de la ciudad.


Si estábamos arriba, había que bajar. ¿Por dónde, por dónde...? Hala, por las escaleras de la Hontanilla, que nos dejan casi en La Fuencisla de una manera bastante más divertida que si bajamos por otro lugar. Y ya es hora de bajarlas, que siempre nos las hacemos p'arriba.


Desde La Fuencisla, que está abajo, ni nos lo pensamos (no podemos pensar con el cerebro empapado) y subimos por la Vera Cruz hacia Zamarramala, que está arriba.


Pero nos desviamos a la derecha (acabaremos más arriba que si hubiésemos llegado a Zamarramala) en lo que podríamos llamar el tramo panorámico de la etapa de las escaleras.


Un pedazo de trozo del monasterio del Parral nos mira con ojos sorprendidos. O a mí me lo parece.


Aquí no sé cómo hemos llegado, pero hemos llegado. Los dos de delante sabrán. El caso es que de estar arriba, ahora estamos abajo en unos senderetes interesantes que...

 
...vuelven a subir ¡qué sorpresa tan inesperada!. Paramos entonces a contemplar las vistas (seguimos en tramo panorámico) y aprovecho para hacer esta idem, que solo se apreciará si pincháis en ella.


Hago otra, que me aburro de lo que hablan estos sherpas, que son como cotorras. Se saben de quién es cada una de las casas que se ven desde aquí, cotillas de las narices.


Y siguen...


Y siguen...


Claro, y luego, cuando quiero hacer una foto tranquilo, no hay manera. En fin... Cuando hemos alcanzado el punto más alto (literalmente), breve pistín hacia Zamarramala.


Bajamos por detrás, por estas canteras en las que entrenan los escaladores y en las que hay una senda muy requeteinteresante y resbaladiza, que no nos falte de .


Otra vez abajo, tomamos el paseo del Clamores hacia arriba, vigilados por la impresionante silueta del Alcázar.


Y ahora sí: las escaleras de la Hontanilla-toasparriba, clásico de los clásicos.


Pero esta vez nos ahorramos el último tramo (es poco lo ahorrado, no creáis) y decidimos explorar el sendero que rodea el espolón rocoso de la Casa del Sol, donde estuvo el matadero judío allá por el siglo XV. Alguno de sus tramos son bastante comprometidos, ya que hay zonas en las que el único paso es por por una zona estrecha de roca resbaladiza con una caída importante a la izquierda, zonas aéreas. Algo de picantillo para un día que creía que iba a pasar en casa, bien lo sabe Dios.


La Dama se yergue (¡o irgue!) altanera sobre el caserío que... bueno, vamos a dejarlo, que luego estos sherpas iletrados me llaman cosas. En fin: "la catedral, allá arribota".


Más escaleras. Y algunas más que me he dejado. Estas nos dejan al principio (o al final, según se mire) del paseo de Juan II, donde acaba la exploración del sendero.


En la Plaza del Socorro siempre tomamos estas escaleras que, sube que te sube, nos dejan en la msimísima Plaza Mayor de nuestro pueblo.


Donde no podemos dejar de saludar a San Frutos, santo pajarero y lector impenitente.


De San Frutos a Juan Bravo, que nos mira un poco de reojillo cuando bajamos las escaleras de la Plaza de Medina del Campo.


Para que no nos digan nada por ir en bici por la Calle Real, tomamos las escaleras (otras más) de la calle de la Luna, para enlazar con las de la bajada del Salón, que son las que salen en esta foto del sherpa-Sherpa. Dice que se la dedica a Irene.


Y no sé si nos hicimos más escaleras. Lo que sí sé es que me costó un rato convencer a Ete para bajar hasta el Cuartel General y dar un agua (¡como si no hubieran tenido ya suficiente agua por hoy!) a las burras y dejarlas como una patena.


Limpieza que es supervisada por uno de los dos únicos e inimitables perros-sherpas que existen en el mundo: el fiel Topo, buena persona donde las haya. Lucas es el otro. También de buena familia.


25 kilometretes bastante líquidos, que no están mal para un día que se presentaba esta mañana entre malo y asqueroso. Vendrán domingos más benévolos.

Bueno, mirad la coreografía que nos ha preparado David para felicitaros la Navidad. Hemos estado un mes ensayando. A mí me ha terminado doliendo la rodilla: pincha aquí.

(¡Felicidades Malú!)


Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.