jueves, 12 de marzo de 2015

Los papeles del sherpa

Empiezo a tirar de la manta. Lo de Bárcenas va a parecer un juego de niños.



¿Qué será lo que les hizo el perro?

Protosherpez

A ver si sois capaces de saber de qué sherpa cantarín se trata. Imágenes que valen su peso en oro. Los primeros tiempos del ciclismo. Año 1982, siglo XX, el Camino de Santiago, cuando aún no se estilaba y todavía olía a tinta fresca el Códice Calixtino.

Salida de Segovia.


Arévalo.


Santiago. Camping San Lázaro.



Pido cien mil millones de leuros por las copias a quien se dé por aludido.

lunes, 9 de marzo de 2015

Here comes the sun

And I say It's all right.

Amanecío el domingo espléndido. Y ya desde el primer vistazo desde las ventanas de casa vi  que iba a ser un domingo muy globero.


Little darling, it's been a long cold lonely winter, profético Harrison. Pero por primera vez en mucho tiempo, los sherpas desempolvamos nuestras multicolores ropas en versión primaveral y lucimos por primera vez en mucho tiempo unas cuantas canillas patéticamente blancuzcas. Hacía tan bueno que incluso yo, que soy tan dado a los forros polares hasta con los 37º C de Ronda, hice toda la subida hasta los 1700 en manga corta. ¡De lujo!

Desafiando a las chemtrails.
El grupo se separó en Santillana. Por la versión arriesgada (cañada desde La Casona) tiramos sh-Sh, Ete, Sherpol y, controlando la retaguardia, un servidor, sin saber demasiado bien qué terreno nos íbamos a encontrar. Mientras, J. R. y Enriquet apostaban por la ruta segura.

Ahí estaba, frente a nuestras mismísimas narices, la "actuación de acondicionamiento".


El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente dice que "el objeto de la actuación es el acondicionamiento de una parte de la (...) Cañada para que pueda ser utilizada, además de por los ganaderos, también por senderistas y ciclistas". (El Adelantado, 26/12/2014). "Utilizada" ya lo era. Lo que no dice es para qué. Lo primero que se me ocurre es para la celebración de excitantes peleas de barro, porque otra cosa...


Con mucho, la peor parte antes de la "actuación" era el ramal que veis a la izquierda de la foto. Y antes podíamos, siquiera, intentar subirla montados; ahora, es imposible. Ampliad la foto haciendo clic y recrearos en la textura y pegajosidad el terreno. De ese barro ese con el punto exacto que gusta tanto a los ciclistas. Supongo que también a los andarines y ganaderos.

Por lo menos antes estaba más compacto.
Arriba llegué como el Pozí. Contradiciendo todas las leyes, al subir treinta metros, la temperatura había aumentado veinte grados. Desde aquí, sin duda, se imponía la utilización de la manga corta.


Pregunta de la semana: Yo de pequeño he tenido gusanos de seda, y esto es lo mismo, pero con el tamaño de un huevo de avestruz. ¡¡Etoque-eh-loque-é!! ¿Esporas alienígenas?¿la invasión de los ultacuerpos? Si alguien lo sabe, que me tranquilice...


En la puerta, reunificación sherpil. Todos juntos apuntando directamente hacia el Collado del Río Peces, que si podemos ir rectos, rectos que vamos. Yo continuaba en la retaguadia, que es donde mejor se va.


Aquí ya nos hemos desviado un poco a la izquierda del rumbo correcto. Pero fijaos en la sierra, en el verde de la hierba y el azul del cielo. También en lo discreto del naranja fosforito que hoy vestía Ete.


En el sendero del Azud hay unos cuantos árboles atravesados en el camino que (aún) no hemos podido retirar los sherpas. A ver si alguien se da por aludido. De todas formas, es igual. Cada vez me gusta más este sendero. Con árboles caídos o sin ellos. Y más en una mañana como hoy, con el ruido del agua y de los pajaroides cantarines acompañándonos en todo momento.


Al final de la senda, llegando al Vado del Puente de Arrastraderos, un arbolillo de tamaño manejable impedía el paso. Los sherpas, en la buena acción del día, expeditamos el camino. O sea, lo dejamos expedito para los que vinieran después. Gratis.


Esta cuesta final me encanta, con el agua corriendo por el camino mientras el Río Frío lo acompaña pegadito a su derecha.


Little darling, I feel that ice is slowly melting. Pero poco a poco.Y menos mal, porque diez días antes no se podía pasar de aquí, la famosa y sherpérrima "curva de las risas".


La subida al Collado del Peces, sin embargo, está casi ya completamente limpia de nieve. Alguna manchita en la pradera que hay en el kilómetro final, pero poca cosa. Yo, que me he quedado algo rezagado haciendo fotos (en este tramos hice tres, que no he puesto; hice 123 en esta etapa) no consigo enlazar con el grupo sherpa. Mantengo mi ritmo, que es lo que hacen las personas en estos casos iba a poner "para no agigolarse", pero como no lo admita la RAE, no lo pongo.


Gracias al cielo, el tramo más duro del camino está limpio. Parece que les tengo ahí, pero es el zoom. En realidad están muy lejos y no pueden oír mis insultos.


Y unos quinientos metros antes del collado aparece nuestra blanca amiga en uno de sus peores estados: ni dura ni blanda, inciclable. Un poquito de push-bike para no perder las buenas costumbres. Por lo que a mí respecta, sigo agradeciendo la manga corta.


A final, en las coronaciones, siempre es obligatorio montarse en bici, nunca se sabe quién puede estar en el collado. Aunque parece fácil, os aseguro que el terreno no estaba por la labor de ayudarnos. Un poquito de equilibrio y otro de cabezonería y a tirar p'alante.


¡Así que todos habíais pasado montados la nieve, eh! Antes se pilla a un sherpa mentiroso que a un cojo. En esta foto que me pasa (por descuido) el sherpa-Sherpa, se ve que no fui el único en poner la patita en los ultimísimos metros.


Aquí ya llego yo, algo más de 1710 metros de altura. Recortándose sobre el azul, nuestro viejo amigo.


Foto de yo. Con tanta 29er suelta, qué pequeñas veo las ruedas de mi vieja Spe, ¿no? Por cierto, que otra cosa que nos caracteriza (además de nuestro uniforme sin uniformidad) es que debemos de ser el único grupo que todavía va por ahí con veintiseises. ¡Podemos decir que somos unos clásicos!


Qué bien se estaba al sol, mientras pergeñábamos, discutíamos y comenzábamos a dar forma a nuestro último proyecto: la tienda virtual de productos sherpas, la Virtual Sherpa Shop. Peladillas, cacagüeses, lacasitos, gominolas, garbanzos fritos, kikos y pastillas de leche de burra de sicodélicos colorines en un mix equilibrado a la par que alimenticio. Estamos en ello. Por ahora, y mientras organizamos la producción y venta a gran escala, en una bolsa vacía echamos todo lo que cada uno sube, lo agitamos bien y metemos la mano. El sabor siempre nos sorprende.


Mientras estábamos absortos en el festival de sabores de la degustación de esas indeterminadas cosas de colorines variados, el collado se abarrotó de andarines que no sabíamos de dónde habían salido.


Little darling, the smiles returning to the faces.

Bueno, no en todos los casos. Parece que al sherpa-Sherpa algún componente del mix le había sentado regular. Quizás las pútridas pasas caducadas hace dos temporadas. Estooo...  ¿Eso eran pasas?


Oye, lector, que lo anterior es literatura, una hipérbole, que únicamente es por dar un poco de color a la narración, que los productos sherpas son siempre de primerísima calidad. (Bueno, exceptuando quizás los del fondo de la mochila)

Los sherpas no queremos ser los que rompamos la ley esa que dice que todo lo que sube baja; así que, por muy bien que se estuviera en el collado al sol, al final montamos en nuestras burras y tomamos el cuestarraco que lleva al Cargadero de Cereceda tó-para-abajo.

Fotos variadas de la bajación:


Aquí justamente, cuando el cuñao me hace esta foto, acababa de domesticar las increíblemente horrísonas (lo siento, es la palabra exacta) pastillas de mis frenos. Un alivio para el bosque en general y para mis oídos en particular.

Aquí, para el descenso, me he abrigado un poquitín.
Pero, Joaquín... ¿no habías salido el primero? ¡Pero si ya te hacía en Segovia!

Momento exacto en el que J.R., por fin, se relaja
El arroyo Cereceda está pletórico de aguas, como todos los de los alrededores. Al final, después de dudar un rato qué ruta tomar, decidimos atravesar por aquí.


¡Joer, qué porte!


Por el Camino del Empalado, en plena Acebeda, marchamos todos desperdigados. Aquí, Enrique, que parece que se está animando últimamente. Cuando Ignacio coja ya confianza y se ponga a cantar, seguro que nos abandona con alguna excusa peregrina. ¡Enrique, que hay que estar a las duras y a las maduras!


El paso del Arroyo de los Horcajos es pelín comprometido. Yo metí el pezuño justo hasta el nivel crítico del gore-tex. Joaquín se lo piensa, pero lo supera exitosamente. Si no, tendríais aquí la foto, no lo dudéis.


Al llegar a la altura de la Fuente de los Palominos fue cuando alguien dijo eso de "vamos mejor por este lado, para ir más directos, que se está haciendo tarde". Dicho y hecho: tomamos el camino más tortuoso. Nunca en la historia sherpa se ha pronunciado la anterior frase para cumplirse. Indefectible.

En la Vereda de Garciavá hice esta foto en la que me jugué el tipo, apostado en tol-medio, Pablo sin hacer nada por variar el rumbo de colisión. Pero mereció la pena, con lo guapísimo que ha salido.


Y estos dos, el vivo retrato de la concentración.


Es un efecto visual, no es que J.R. se hubiera empotrado contra los troncos. La realidad fue peor: Al grito de "¡Joaquín, móntate, que sales en la foto!", el hombre se puso a dar traspiés y tropezones unos detrás de otros y se hizo unos de los peores cincuenta metros de descenso que hayamos visto en nuestras vidas. Increíble la cantidad de energía que gasta el amigo Joaquín en estos tramos tan disfrutones y que se hacen para él un verdadero suplicio. Luego, claro, cuando llegamos a su terreno, nos da p'al-pelo.


Senda de la Desesperada. Definitivamente habíamos elegido mal si lo que queríamos era ahorrar tiempo.


Esto está tan sucio, que decidimos que el próximo finde íbamos a salir con unos mochos, unos cepillos y unos badiles o recogedores y lo íbamos a dar un repaso para dejarlo recogidito, que está todo hecho una verdadera pena.


Varios litros de sudor derramado más tarde, la Pinareja (el Peces a su izquierda) ya quedaba en la lejanía. Si no se mueve de ahí, seguro que no tardaremos en volver.


Cuando llegamos a los troncos, estamos ya casi en casa. Todo esto estaba muy húmedo y casi ninguno llevaba guardabarros, de manera que llegamos a casa con el culote (¡y no me refiero a la prenda!) empapado. Porque más despacio no íbamos a ir por semejante nadería.


Fijaos qué alineaditos, todos buscando la rodada más seca.


Si esperáis un poco, os hago alguna foto bajando:



Curiosamente, también hice alguna foto a Ete subiendo, pero mantendré la incógnita y no diré por qué tuvo que subir el sherpa. Y como luego no hice más fotos, aquí lo dejo, que ya es tarde y voy a hacerme unas cocochas de bacalao al pil-pil, que me las he ganado.


And I say It's all right!
Na-na-ra-ná, na-ra-ná, na-ra-na-naaaa.
It's all right!
 
Venga, que me habéis caído bien, que os pongo el vídeo que sigo para hacer las cocochas (u cocotxas). ¡Salen increíbles!:



Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.