martes, 7 de julio de 2015

El Sherpa Loca en la fuente del "Entendiente"

¡Uy, uy, uy, uy, uy, uy...! Sería muy fuerte que comenzara esta crónica diciendo que antes de salir el domingo, lo primero que hice fue untarme con crema solar, frotando una y otra vez, los prietos, tersérrimos músculos de torso dejándolos lustrosos y brillantes. Pero me voy a cortar un poco, porque después del título, ya la mitad de los lectores estarían abandonando apresuradamente su puesto ante la pantalla del ordenador. 

Ya en un tono algo más apaciguado os diré que hasta bien arriba de la cacera del Cerro del Puerco no me decidí a desenfundar la cámara, que así se pedalea bien tranquilo; y si la saqué es porque éste es uno de los tramos más bonitos de uno de los senderos que, sin duda, más me gusta recorrer de toda la sierra. No me cansa repetirlo una y otra vez.


Subiendo a Juego de Bolos no es fácil hacer fotos, y menos cuando te cruzas con andarines y tienes que poner cara de ir sobrado de fuerzas, jeje.


Ninguna foto más hasta después de Prado Redondillo, en plena vereda de Piedras Lisas, una de las más exigentes de la sierra.


Tramo final, imposible de pedalear si se ha hecho lo anterior montado (al menos para servidor). El que lo conozca, sabe que la foto no hace honor a la cuesta.


Al borde del derretimiento, nos tomamos un pequeño respiro (ya falta muy poco para los 1900) contemplando el paisaje.


Prado Redondillo es el pequeño claro en primer término; detrás, el Cerro del Puerco parece apenas una mínima elevación.


Esta equívoca postura (más equívoca hoy, finde del orgullo) es debida en realidad al agradecimiento y alivio que sintió J.R. al llegar sano y salvo a lo alto de la escalada. Es un simple abrazo ceremonial a la Madre Tierra.


 ¡Uy, uy, uy, uy, uy, uy...! Las señales no son buenas...


Y cuando veo el panorama al llegar al claro de la fuente, los peores augurios se confirman. Fijaos en el panorama...


Antes de acercarme doy un trago en la fresquísima fuente y relleno la camel.


La fauna del Guadarrama es fascinante: Lepidópteros...


¡...Yetis!



Y después del piscolabis, Joaquín nos abandona. Nos da cosita, porque bajando él solo puede pasarle cualquier cosa, ¡con la cantidad de vacas que hay por ahí sueltas! Al final dió señales de vida en el WA y nos quedamos más tranquilos.


No es broma: la bici de Pablo hoy —¡precisamente hoy!— pierde aceite.


La salida de la fuente no es bajada. Se trata de una travesía hacia los miradores del Boquete Alto de Majalgrillo, en laladera de Peña Citores. A veces hay sendero y a veces lo perdemos. Una referencia del camino es este antiguo poste telegráfico.


Unos momentos de éxtasis contemplativo, un poquillo más altos de los 1900 metros, unos 200 por encima del atro mirador clásico de la zona: El grano de café.



Tenemos enfrente la loma que descendemos (!!!) de Peña Citores. La verdad es que desde aquí ni nosotros mismos podemos creer que bajemos por ahí con las bicis.


La etapa de hoy está bien porque es en su mayoría a la sombrita de los pinos y, sobre todo, porque por estos pagos nadie viene en bici, gracias a Dios. Únicamente podríamos encontrarnos con el tío Talus o con algún kamorka despistado. Nadie más.


Después de encontrar la salida, que ya se nos da bastante mejor que las primeras veces, en la bajada hay que ir buscando los pasos posibles, porque en los imposibles apareceríamos en la Boca del Asno dando volteretas.


Me encanta (nos encanta a todos) y se me hace corto: Si pudiera volvería a subir.


He estado comparando diferentes tracks y la verdad es que cada vez bajamos (yo al menos) por caminos ligeramente diferentes, con pequeños rodeos en los que buscamos los pasos más factibles para no tener que echar pie. Esto ya es llegando a Tetas de Vaca.


Aquí Ete tiene que echar pie para localizarnos.



Desviándonos al norte, bajamos guiados por Chomin hasta desembocar en Valdeclemente, al ladito de la fuente del Zorrillo. Si tengo que buscar el camino sin gepeese, a mí me sería imposible. La senda a veces se pierde, otras se bifurca o se interrumpe al pasar por alguna tolla o, también, al haber sido arrasada por alguna máquina. Aunque la verdad es que me daría igual: A algún lugar saldría y me divertiría casi lo mismo descubriendo, muy posiblemente, nuevos parajes. Es lo que me suele pasar cuando voy solo. Por eso me gusta grabar la etapa, pero no suelo mirar al gepeese del demonio mientras deambulo, siempre que sea posible, claro.

Más abajo, pequeño desvío a comprobar que sigue en su sitio el Cojón de Pacheco. A Ete le parece que ha encogido.


Después del desvío, al retomar la senda de los Ceniceros, Domingo se hace daño en la rodilla al hacer un mal apoyo. Menos mal que es casi al final, porque desde ese momento tiene que ir más despacio, se resiente bastante. Esperemos que se vaya recuperando, porque parece que la rodilla es el talón de Aquiles de los sherpas.


¿Véis el berrueco? Por su derecha baja la senda de Ceniceros. Por su izquierda bajamos nosotros.


Ha llegado el veranito y la actividad sherpa no se interrumpe, pero sí se modifica: Se sale más días, los domingos fallan unidades, rutas costeras o incluso puede que pirenaicas, intentamos alguna nocturnilla... Es una suerte que vengamos de fábrica con una temperatura de funcionamiento entre los -8ºC y los 43, ambos extremos comprobados. Un poquito por debajo puede que sea posible. Por encima de los 43, yo ya no.

El que entra en modo "oso Yogui" es aquí, el amigo. A este no sé si le recuperaremos...


Nota aclaratoria: Aunque debe estar divertido, ninguno de nosotros fuimos vistos por Chueca este fin de semana.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.